Gran parte del trabajo del Dr. Robert Brooks de los últimos años se ha enfocado en las áreas relacionadas con la esperanza y la adaptabilidad. En este artículo, el Dr. Brooks relata su interés en estos temas, por qué algunos niños con problemas de aprendizaje tienen mucho más éxito durante la adultez que otros, y qué contribuye a su éxito.
Mi interés por estos temas relacionados con la esperanza y la adaptabilidad surge a partir de mi interés por el área de la autoestima en los niños, así como de las preguntas que me hacían los padres. Cuando comencé a analizar el concepto de autoestima, muchos padres, especialmente los padres de niños con problemas de aprendizaje, manifestaban preocupación y ansiedad acerca de lo que el futuro les deparaba a sus niños. Algunos describían a sus niños de manera muy desalentadora – con poca autoestima, mala relación con sus compañeros y fracaso en la escuela. Planteaban preguntas como por ejemplo: “¿Hay alguna esperanza?” “¿Es posible que mi niño sea más seguro de si mismo y logre el éxito?” “¿Podrá mi niño desarrollar relaciones que le resulten satisfactorias?”
Cuando estudiaba para ser psicólogo, me enseñaron que nuestra personalidad básica se forma antes de cumplir cinco o seis años. Ahora sabemos que gran parte del desarrollo y de los cambios ocurren después de esa edad. También sabemos que los niños con problemas de aprendizaje y poca autoestima no están destinados a llevar una vida llena de tristezas y fracasos. De hecho, muchos tienen vidas muy satisfactorias. Pueden adaptarse.
Dos preguntas que me hacen con frecuencia son: “¿Qué creencias y aptitudes tienen los niños adaptables en comparación con aquellos que no se recuperan de las adversidades?” y “¿Qué es lo que contribuye a que algunos niños se adapten más fácilmente que otros?” Las respuestas a esas preguntas son la clave para fomentar la autoestima y la adaptabilidad en los niños.
El modo de pensar de los niños adaptables
Mi colega, el Dr. Sam Goldstein, y yo explicamos en nuestro libro Raising Resilient Children (Cómo criar niños adaptables), que los jóvenes adaptables poseen ciertas convicciones acerca de sí mismos y de los demás que los distinguen de sus compañeros que no son adaptables. Nosotros hemos llamado a ese conjunto de convicciones “una perspectiva” o “manera de pensar”. La perspectiva de los niños juega un papel importante que influye en sus conductas, lo que a su vez influye en su manera de pensar. Por lo tanto, existe un ciclo permanente que produce una manera de pensar que es más optimista y llena de esperanzas, o una manera de pensar pesimista o desesperanzada. Cuando sentimos esperanza, cuando nuestra autoestima es más alta, usamos estrategias para salir adelante que conducen a un mayor crecimiento personal. Sin embargo, un sentimiento de insuficiencia y pesimismo pone en acción estrategias para salir adelante que son contraproducentes o desfavorables (por ejemplo: renunciar, payasear, maltratar a otros o evitar situaciones).
Es importante comprender la perspectiva de los jóvenes adaptables, de manera que los padres, maestros y otras personas a cargo puedan tratar de fomentar esa manera de pensar a través de sus interacciones con los niños con problemas de aprendizaje. A continuación listamos algunos componentes claves e interrelacionados de una perspectiva o manera de pensar adaptable:
- Definir las cosas que uno puede controlar y enfocar el tiempo y la energía en esas áreas. Paul Gerber, que hizo investigaciones en adultos con problemas de aprendizaje que lograron el éxito, descubrió que sentirse en control fue de los principales factores para triunfar. Él señala: “Control significa tomar decisiones conscientes y fundamentadas para hacerse cargo de nuestras vidas.”Esta afirmación concuerda con los principios de la teoría de las atribuciones que describí en mi primer artículo, principalmente, que debemos reforzar el sentido de propiedad y responsabilidad en nuestra juventud. La sensación de control hace desaparecer los sentimientos de lástima por uno mismo o el verse a uno mismo como una víctima.
- Creer que uno puede resolver problemas y tomar decisiones. Esto se relaciona con la sensación de tener las cosas bajo control. Resulta difícil imaginarse a niños que sepan y se enfoquen en aquello sobre lo que tienen control si no cuentan con una buena capacidad para resolver problemas.
- Tener autodisciplina. Los niños con adaptabilidad aprenden a pensar antes de actuar. Se guían por un estilo más reflexivo en lugar de ser dominados por una conducta impulsiva.
- Sentir que los errores y fracasos son experiencias de las que se puede aprender. Las personas adaptables creen que pueden aprender de sus errores. Los errores sirven como punto de partida para desarrollar una perspectiva más realista de uno mismo y estrategias de aprendizaje más efectivas. Esta es también una de las características básicas de la teoría de las atribuciones.
- Creer que uno tiene algo que aportar y puede mejorar el mundo. En mis investigaciones, les pedí a adultos que analizaran su niñez en la escuela y que describieran uno de los momentos más positivos, que incluyera algo que les dijo una maestra o que estimuló su autoestima. La respuesta más frecuente fue que se les pidió que ayudaran o contribuyeran con algo, como por ejemplo “me pidieron que repartiera la leche y los sorbetes”, “serví de tutor a un niño más pequeño”, “ayudé a cuidar las plantas en el vestíbulo”. Cuando nos piden que ayudemos a otros el mensaje es “Creemos que tienes algo que aportar y que eres un miembro valioso de esta comunidad”.
- Definir las “áreas de competencia” propias, sin negar las áreas de debilidad. Todos los niños tienen virtudes o áreas en las que son competentes. Con frecuencia con los niños con problemas de aprendizaje, nos enfocamos en sus debilidades o deficiencias y en cómo “resolverlas”, en lugar de enfocarnos en cómo desarrollar sus virtudes. Los jóvenes adaptables son capaces de articular y usar sus virtudes. Dicho de otra manera, ellos no perciben su personalidad entera como asociada con sus problemas de aprendizaje.
- Sentirse cómodo con los demás y creer que los demás pueden ser una fuente de apoyo y fortaleza. Los jóvenes adaptables pueden buscar asistencia de una manera que les resulte cómoda. El componente del “pensamiento adaptable”, muy relacionada con los otros componentes, captura el significado de las relaciones positivas en el proceso de fomentar la adaptación.
Áreas que contribuyen a la adaptabilidad/adaptación
Los investigadores han notado tres áreas principales que influyen en el desarrollo de la adaptabilidad. Ellos son:
- Recursos internos: Con frecuencia se descubre que los niños adaptables poseen un temperamento “tranquilo”, que provoca una respuesta positiva en los adultos. Esto facilita el surgimiento de una capacidad más avanzada para resolver problemas y de estrategias para salir adelante, un nivel más alto de autoestima y una sensación realista de control personal.
- Clima familiar: No sorprende descubrir que los niños adaptables tienen mayores probabilidades de provenir de hogares que se caracterizan por tener un ambiente cálido, afectuoso, con apoyo emocional y estructuras y límites claros y razonables.
- Ambiente social fuera del hogar: Los familiares, amigos y grupos de la comunidad también pueden proveer el apoyo necesario. Se destaca a las escuelas como instituciones que son muy importantes en fomentar el sentimiento de esperanza y una manera de pensar adaptable en los niños. Dadas las situaciones de fracaso que experimentan muchos niños con dificultades de aprendizaje en la escuela, es muy importante que los educadores implementen estrategias que fomenten logros realistas y que minimicen las posibles humillaciones.
La importancia de un “adulto carismático”
Un tema común en estos tres dominios es la presencia de un adulto “que brinde apoyo”. Nunca debemos subestimar la influencia que las personas a cargo ejercen para ayudar a un niño con problemas de aprendizaje y atención, para que se conviertan en niños con esperanza y para que logren el éxito. Emmy Werner, una ilustre investigadora en el campo de la adaptabilidad, dice “Más que nada, la autoestima y la auto-eficacia fueron promovidas a través de relaciones que han aportado gran apoyo. En nuestro estudio, los jóvenes adaptables contaban al menos con una persona en sus vidas que los aceptaba incondicionalmente.
El fallecido Julius Segal llamaba a esa persona un “adulto carismático”. En una revisión de muchos estudios, el observó que un factor que ayuda a los niños en riesgo a combatir las posibilidades en su contra es “la presencia en sus vidas de un adulto carismático – una persona con la que se identifican y de la que obtienen fortaleza.” Además, dice Segal “Y en un número sorprendente de casos, dicha persona es un maestro”.
El Departamento de Educación de Massachusetss publicó un informe que respalda las observaciones de Segal, donde se enfatizaba “Posiblemente el elemento más crítico para lograr el éxito en la escuela, es que un alumno desarrolle una relación estrecha y cálida con al menos un adulto que lo proteja. Los alumnos necesitan sentir que existe alguien en la escuela a quién conocen, a quien puedan recurrir y que los defenderá si fuera necesario.”
Creo que los padres, maestros, entrenadores y otras personas con niños a cargo, tienen la capacidad de convertirse en el adulto carismático en la vida de jóvenes con dificultades de aprendizaje. Si alguien va a desempeñar este papel, una importante pregunta que surge es cuál es la mejor manera de hacerlo y qué tipo de intervenciones son las más efectivas. El marco para la autoestima, como la teoría de las atribuciones, al igual que la comprensión de los componentes del pensamiento adaptable pueden servir de guía para responder a este interrogante.
La semana próxima trataré el tema de cómo los adultos pueden cambiar sus “discursos negativos” y “maneras negativas de pensar” para que los niños con problemas de aprendizaje puedan cambiar los suyos. Mis dos últimos artículos tratarían sobre lo que pueden hacer los padres y los maestros para fomentar la autoestima, la motivación, la esperanza y la adaptabilidad/adaptación en estos jóvenes.