Es época de ensayos para la admisión a la universidad: una temporada de suspiros, falsos comienzos, revisiones, lágrimas y muchas noches sin dormir. Pocos estudiantes pasan por esta parte del proceso de admisión a la universidad de forma relajada porque escribir un buen ensayo de admisión universitaria no es una tarea fácil. Puede ser particularmente desafiante para los estudiantes que son los primeros de su familia en ir a la universidad, ya que tienden a descartar las circunstancias de la vida real que hacen que su experiencia sea única. A continuación, algunos estudiantes que son los primeros de su familia en ir a la universidad y expertos que trabajan con ellos ofrecen información y consejos valiosos.

Compartir quién eres realmente

Uno de los aspectos más desafiantes del proceso de redacción de ensayos es identificar un tema sobre el cual escribir. Muchos postulantes que son los primeros de su familia en ir a la universidad piensan que sus experiencias y logros no son lo suficientemente impresionantes como para sorprender a los encargados de las admisiones universitarias, por lo que se desaniman incluso antes de comenzar. Pero los postulantes que son los primeros de su familia en ir a la universidad generalmente han superado obstáculos que otros estudiantes no han tenido, y es una historia que vale la pena compartir.

“Es difícil para cualquier persona de cualquier edad reflexionar sobre su vida”, dice Marisa Urrutia Gedney, directora de programas en la escuela y acceso a la universidad de (enlace en inglés), una organización sin fines de lucro que ayuda a los estudiantes a mejorar sus habilidades de redacción y promueve el acceso a la universidad para estudiantes de bajos recursos y que son los primeros de su familia en ir a la universidad. “Eso es lo que el proceso del ensayo de admisión universitaria les pide a los estudiantes que hagan. ¡Y solo tienen 17 años!”.

Según Urrutia Gedney, muchos estudiantes piensan que el ensayo trata principalmente de demostrar sus logros académicos. “Los chicos dirán: ‘¡Las universidades quieren personas realmente inteligentes!’ y, por supuesto, eso es intimidante”.

De hecho, el propósito del ensayo de admisión universitaria es darle al personal encargado de la admisión una perspectiva del estudiante que no puede obtener de su expediente académico de la escuela secundaria u otras preguntas en su postulación. “Les decimos a los estudiantes: ‘Las universidades realmente quieren conocerte’”, dice Urrutia Gedney. “No se trata solo del GPA (promedio de calificaciones) y las notas de exámenes. Quieren estudiantes que sean completos, que muestren carácter y resiliencia en circunstancias difíciles. Les decimos: ‘Las universidades no buscan superhéroes. Has logrado mucho. No tienes que inventar cosas’”.

“Les digo a los chicos que el ensayo de admisión universitaria es importante porque les permite contar una historia diferente de la información demográfica básica que proporcionan en su postulación”, dice Nick Watson, director de acceso universitario de (enlace en inglés), una organización sin fines de lucro de San Francisco que ayuda a los chicos a navegar el proceso de estudiar en la universidad. El ensayo puede, y debe, ayudar a los chicos a “cobrar vida” ante el personal encargado de la admisión, dice, y ser más que un puntaje de GPA y el SAT.

Elegir qué historia contar

Expertos como Watson y Urrutia Gedney coinciden en que los desafíos cotidianos que enfrentan los estudiantes a menudo son los temas de ensayo más convincentes de todos. “Lo que veo con más frecuencia con los chicos que son los primeros de su familia en ir a la universidad es que piensan que no tienen una historia que contar”, dice Watson. “Pero la mayoría ha tenido experiencias enriquecedoras que las universidades van a querer escuchar”.

Estas experiencias pueden incluir, por ejemplo, cuidar a los hermanos más pequeños todos los días después de la escuela, recoger víveres para un abuelo o trabajar después de la escuela para ayudar a la familia a cubrir el alquiler. En las áreas urbanas que mejoran rápidamente en todo el país, las familias de bajos ingresos a menudo se ven desplazadas, lo que significa que los estudiantes deben abandonar los vecindarios que han conocido toda su vida y comenzar de nuevo en una nueva escuela o viajar un largo trecho diariamente. Dichas experiencias demuestran las cualidades que buscan las universidades, incluyendo la valentía, la determinación, la responsabilidad, el liderazgo y la resiliencia.

“Al hacer preguntas más profundas, tratamos de ayudar a los estudiantes a darse cuenta de que sí tienen una historia que contar”, dice Watson. “Les pregunto a los chicos: ‘¿Qué has aprendido al ayudar a tu madre a pagar las facturas? ¿Qué te ha enseñado ese trabajo de fin de semana o después de la escuela? ¿Cómo vas a utilizar ese conocimiento en el futuro?’. A menudo se necesita algo de investigación para ayudarlos a llegar allí”.

Para Ernesto Ye Luo, se necesitaron muchos borradores y un rechazo universitario para ayudarlo a llegar allí. Ye Luo vivió en Panamá hasta los 10 años, cuando su familia se mudó a San Francisco. Él dice que su ensayo original, que envió a la Middlebury College en su postulación por decisión anticipada, cubría demasiados temas. “Hablé de mudarme de Panamá a San Francisco”, recuerda. “Hablé sobre mi vida en Panamá. Hablé sobre los programas de verano que había hecho. Nick y los otros entrenadores de redacción de ScholarMatch me dijeron que me enfocara en un solo tema, pero supongo que no entendí lo que querían decir. Mi ensayo iba de aquí para allá”.

Ye Luo no fue admitido en Middlebury y quedó devastado. En retrospectiva, piensa que pudo haber sido rechazado, al menos en parte, porque su ensayo de admisión estaba muy disperso. Regresó a ScholarMatch y esta vez escribió sobre la mudanza de su familia desde Panamá y los desafíos que enfrentó al comenzar de nuevo en un nuevo país donde no hablaba el idioma.

Ye Luo tenía una historia convincente que contar. Como una persona originaria de China viviendo en Panamá, nunca sintió que encajaba. Pero en los Estados Unidos, se sintió igual de fuera de lugar. “Los niños se burlaban de mí porque yo era un niño chino que solo podía hablar español”, dice. Su familia era muy pobre y vivía en un departamento estrecho de una habitación. Compartían un baño y una cocina con otros inquilinos. Ye Luo se volvió introvertido, desanimado y estaba reprobando en la escuela.

Sus padres lo ayudaron a cambiar las cosas. Su familia es hakka, un grupo étnico chino que siempre ha enfrentado discriminación. Sus padres le dijeron: “Nosotros, los hakka, nos mudamos a todas partes de China y del mundo y nos adaptamos a nuevos entornos todo el tiempo. Esa es nuestra historia”.

Ye Luo dice que sus palabras le dieron una sensación de orgullo y determinación para tener éxito. “Era la primera vez que realmente me analizaba”, recuerda. “Empecé a esforzarme en la escuela. Hasta entonces, no lo estaba intentando. Traté de adaptarme social y académicamente”. Ye Luo disfrutó mucho más de la escuela secundaria que de la intermedia, hizo amigos, se unió al equipo de lucha libre y subió su GPA de 1.9 a 4.0.

Después de que Ye Luo reescribió su ensayo con un enfoque más reducido y profundo, fue aceptado en varias universidades, incluyendo la Wesleyan University, donde ahora es un estudiante de primer año. Todavía no ha tomado una especialidad, pero está estudiando chino en la Facultad de Estudios de Asia Oriental de Wesleyan.

Lo que las universidades quieren saber

En ScholarMatch, Watson usa ejercicios de redacción libre para ayudar a los estudiantes a comenzar sus ensayos. Los estudiantes vienen a los talleres de ScholarMatch sintiéndose nerviosos por el proceso. La redacción libre ayuda a los chicos a relajarse y simplemente escribir; también suele ayudar a inspirar un tema de ensayo. Para los ejercicios, Watson les pide a los estudiantes que escriban lo que se les ocurra. Con la redacción libre, otros entrenadores de redacción y él ayudan a los estudiantes a identificar puntos que pueden desarrollar en un ensayo.

En 826LA, Urrutia Gedney y entrenadores voluntarios ayudan a los estudiantes a identificar temas para el ensayo de admisión universitaria haciendo preguntas como las siguientes:

  • ¿Qué responsabilidades tienes en casa y con tu familia?
  • ¿Qué disfrutas hacer que te hace sentir feliz?
  • ¿Cuál consideras que es tu mayor alegría?
  • ¿De qué estás orgulloso?
  • ¿Has alcanzado un gran logro?
  • ¿Qué haces cuando no tienes suficiente (dinero, tiempo, ayuda, etc.) para hacer las cosas que tienes o deseas hacer?

“Escuchamos sus experiencias y les hacemos comentarios”, dice Urrutia Gedney. “Como: ‘Aprendí x, y, y z sobre ti. Este es el tipo de cosas que las universidades quieren saber’”, dice Urrutia Gedney.

No es un ensayo típico de secundaria

Muchos chicos se sienten abrumados por el formato del ensayo de admisión a la universidad. Están acostumbrados a escribir ensayos de cinco párrafos para la escuela secundaria y les resulta difícil deshacerse de esa estructura para contar una mejor historia. “Piensan en términos de introducción, desarrollo y conclusión”, dice Urrutia Gedney. “Les digo: ‘No piensen en esto como una tarea escrita. En cambio, piensen en lo que dirían si la persona estuviera parada frente a ustedes’. Esto parece ayudar a los chicos a escribir con su propia voz”.

Los primeros borradores de los estudiantes suelen ser demasiado generales y Urrutia Gedney y Watson alientan a los estudiantes a usar más detalles. “Si cuidas a tus hermanos después de la escuela, ¿cómo los cuidas?”, dice Urrutia Gedney. “¿Les sirves un tazón de cereal o preparas una comida? ¿Qué preparas? ¿Les ayudas con sus tareas o asistes a sus conferencias de padres y maestros? Este tipo de detalles llevará tu ensayo de lo general a lo personal”.

Watson a menudo tiene que motivar a los chicos inmigrantes para que cuenten sus propias historias. “Algunos de sus ensayos han estado entre los mejores que he visto”, dice. “Sus historias son sobre resiliencia y persistencia. Lo único es que a menudo quieren contar la historia desde la perspectiva de sus padres. Ven que sus padres han tenido que trabajar muy duro para llegar a donde están. Tienen tanta reverencia por lo que han pasado sus padres que les cuesta pensar en sí mismos. Tengo que preguntarles: ‘¿Cómo ha sido para ti?’. No se dan cuenta de que han experimentado muchas cosas y pueden aportar muchísimo”.

Historias de vida

Watson se maravilla de algunas de las historias que ha escuchado de los estudiantes. Recuerda a un estudiante de secundaria que no tenía hogar y vivió durante varios meses con su madre en su automóvil. Para Watson, no fueron solo las circunstancias del estudiante las que fueron notables, sino la forma en que habló sobre ellas. “Describió estar sin hogar en unas pocas oraciones”, dice Watson. “En lo que se enfocó en su ensayo fue en el auto por la noche, pensar en la escuela y por qué la escuela le trajo tanta alegría. Estaba tan agradecido por la oportunidad de aprender”.

Para Urrutia Gedney, el ensayo de admisión universitaria tiene valor más allá de ayudar a un estudiante a ingresar a la universidad. “Los chicos comienzan el ensayo pensando que solo tienen que demostrarles a las universidades: ‘Soy un buen estudiante’ o ‘Ayudo a criar a mi hermano’ o ‘Cuido de mi abuela’. Esto es una revelación. Es la primera vez que se les pide que hablen sobre lo que hacen, y se dan cuenta de que han manejado responsabilidades que muchos adultos no podrían manejar. Es un momento emocionante, no solo en términos de su ensayo, sino por su propio sentido de orgullo por lo que han logrado”.

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