Las habilidades de escritura no surgen de forma natural. Estas suponen un gran desafío incluso si al niño se le da bien la lectura. Resulta curioso que aquí en California —y los estudios consultados a nivel nacional sugieren que esto es relativamente consistente— descubrimos que por lo general, independientemente del desempeño académico de los estudiantes, estos suelen mostrar una mayor destreza en la lectura que en la escritura. Por lo tanto, concluimos que este es, en cierta forma, un problema genérico. Que en general, nuestros estudiantes, nuestros jóvenes, no escriben tan bien como deberían o podrían. Surge entonces la interrogante: ¿Cómo les enseñamos a escribir mejor?
Los padres suelen pensar que la ayuda que pueden brindarle a su hijo mayor se limita a supervisar que termine la tarea, o a hacerla por él. Sin embargo, la respuesta a esta interrogante refleja casi con exactitud la respuesta a cómo abordar los problemas de lectura: es una combinación entre una enseñanza excelente y una práctica apropiada para la edad (mucha práctica).
Para una mejor escritura, lo principal es la estrategia y el proceso
Por ejemplo, digamos que tu hijo está en la escuela intermedia y tiene que hacer un reporte sobre un personaje histórico en su clase de historia de Estados Unidos de octavo grado. Es importante que tenga una estrategia para recolectar información, organizar dicha información, realizar un borrador, editar dicho borrador. Tiene que existir un proceso detallado paso a paso, y este tiene que ser enseñado e incentivado.
Ahora bien, ¿qué pueden hacer los padres? Un par de cosas. Una es colaborar con las escuelas, asegurarnos de que entendemos cuáles son las expectativas por escrito y desglosarlas en habilidades específicas. Así que, por ejemplo, es muy útil, si la escuela no lo exige en primer lugar, apoyar a tu hijo con un calendario de tareas donde pueda ver: Oh, este reporte importante, un reporte biográfico de octavo grado, por ejemplo, debe ser entregado en tres semanas. Posteriormente, le ayudamos a definir el esquema general del reporte al final de la primera semana.
Esto no implica que necesariamente tengamos que ayudarlo a hacerlo, simplemente tenemos que orientarlo durante el proceso. Asegúrate de tener listo el esquema general al final de la semana uno. Asegúrate de haber recopilado investigaciones sobre estos ocho temas (sobre la formación educativa de la persona, sus contribuciones, sus ideas políticas y cualquier otro elemento relevante).
Cómo supervisar e incentivar una mejor escritura
El siguiente paso es dividirlo en partes manejables y posteriormente supervisar y apoyar al niño mientras completa estas partes. No esperar hasta dos noches antes y luego hacer que el padre lo escriba todo, que es lo que nos parece que ocurre a veces. El niño no hace el trabajo, hace un trabajo mediocre o los padres terminan interviniendo y lo escriben en lugar del niño. Por lo tanto, es cuestión de entender cuáles son los requisitos, ayudar a nuestro estudiante a dividirlos en partes manejables y trabajar con la escuela para garantizar que le estén enseñando las estrategias necesarias para llevar a cabo estas partes.
En resumen, es muy similar al enfoque para aprender a leer.
- Tenemos que analizar con detenimiento los elementos que necesitan enseñarse. ¿Cuáles son las expectativas? ¿Cuáles son los estándares?
- Luego, dividirlos en partes manejables.
- Posteriormente, darles muchas lecciones y práctica.
Habilidades de organización y hábitos de trabajo
Los padres ayudan mucho a sus hijos con sus hábitos de trabajo y habilidades de organización. Y esto es algo que considero muy apropiado para los padres. Hemos estado haciendo lo propio con nuestro hijo de séptimo grado, y al principio encontramos mucha resistencia. Es algo así: “Saca el calendario de tareas. De acuerdo, ¿qué tenemos que entregar?”. Luego le muestro a Max, mi hijo, mi calendario y digo: “Oye, así es como he administrado mi tiempo en el trabajo”. Recibo muchas quejas de su parte, pero creo que, con el tiempo, los padres nos desvinculamos. Supervisamos o hacemos cada vez menos a medida que nos demuestra que realmente se responsabiliza de ello.
Sin embargo, a principios de año, lo supervisaba todas las noches. Cuando llegaba a casa, quería ver cuáles eran las tareas que le habían asignado durante el día. ¿Las tenía? Por supuesto, al principio decía: “Oh, nada, papá”. Y yo le decía: “No sé nada de eso”. Y llamábamos a uno de los niños vecinos de su clase y le decíamos: “¿Qué tal ese informe de ciencias?”. “Cielos, papá, me olvidé de eso”. Así que son dos partes: Es modelar, como modelar con tu propio calendario, y luego supervisar. Una parte importante del proceso es supervisar en el hogar el uso de estas habilidades, así como la lectura, escritura y matemáticas.