¿Tiene problemas tu hijo con las tareas de escritura?

Tú puedes ayudarlo, y no hace falta que seas un escritor profesional.

Esa es la lección que nos enseña un programa de escritura de Berkeley, California, que ha estado capacitando durante años a voluntarios de la comunidad para trabajar con estudiantes de escuela intermedia y escuela secundaria.

Padres, estudiantes y maestros se han beneficiado de estas estrategias que ayudan a los estudiantes a pensar detenidamente en lo que quieren escribir, a organizar las ideas y a mejorar la escritura.

  1. Entender la tarea

    Pídele a tu hijo que te explique la tarea. Si no puede, pregúntale si el maestro asignó la tarea por escrito. Si no fue así, dile a tu hijo que le pida instrucciones a un amigo.

  2. Aclarar el contenido

    Algunos estudiantes tienen problemas al escribir porque no han pensado detenidamente sobre lo que quieren decir. Pídele a tu hijo que te cuente cuál es el punto principal que quiere explicar. Si tu hijo puede explicar sus ideas primero de manera verbal, el proceso de escritura será más fácil. Pídele a tu hijo que te dé ejemplos o anécdotas que respalden el punto principal o la tesis. Si tu hijo está reaccionando de forma negativa a una tarea, pregúntale por qué. Si ayudas a tu hijo a reflexionar sobre sus ideas, podría escribir incluso sobre sus objeciones respecto a la tarea.

  3. Verificar la evidencia

    ¿Respaldan los ejemplos o anécdotas la idea principal del niño? ¿Son verídicos? ¿Son dinámicos? Si tu hijo está teniendo problemas en esta parte, pídele que haga una pausa y que te explique la escena o el evento que está describiendo como si fuera un reportero, basándose en estas 6 preguntas: quién, qué, cuándo, dónde, por qué y cómo.

  4. Verificar la organización

    Si es un ensayo, verifica si el maestro dio instrucciones específicas sobre la introducción, el cuerpo del texto o la conclusión. Repasa la secuencia de ideas en cada párrafo que haya escrito tu hijo. ¿Logras captar su razonamiento o faltan algunos pasos para que puedas entender su lógica? ¿Hace falta alguna transición para vincular los párrafos? Habla sobre los párrafos que están bien redactados, señalando por qué son efectivos. Habla sobre cómo se relacionan la introducción y la conclusión con el tema. ¿Logra el escritor captar la atención del lector con la introducción? ¿Está la tesis incluida en la conclusión, así como el resumen de las ideas principales del texto?

  5. Comienza por preguntarle a tu hijo: “¿Cómo te puedo ayudar?”

    Como instructor, tu papel consiste en escuchar y ayudar a tu hijo a comprender lo que intenta decir. Trata de actuar como un consejero para tu hijo. Esto lo ayudará a organizar sus ideas y a saber cómo respaldar las ideas principales con ejemplos y evidencia.

  6. Escucha a tu hijo leer el texto en voz alta sin interrumpirlo

    La escritura es una ardua labor que requiere concentración. Si lo interrumpes, corres el riesgo de interferir con el proceso de razonamiento de tu hijo. Lo más probable es que tu hijo detecte que necesita hacer correcciones a medida que lee en voz alta. Es una de las mejores formas de detectar debilidades y mejorar un escrito.

  7. Identifica tres fortalezas en la escritura de tu hijo y resáltalas

    Las fortalezas siempre deberían ser tu punto de partida. Busca detalles concretos, oraciones que resulten claras, palabras que sean vívidas, y felicita a tu hijo cuando las encuentres. Señala la frase, oración o párrafo y léelo en voz alta. Explícale a tu hijo por qué es tan efectivo: “Me gusta mucho la forma en que entiendes al protagonista del libro” o “me encantan los detalles tan vívidos en esa oración”. Le demostrarás a tu hijo que la escritura no es un proceso mágico, sino un proceso que requiere de habilidades que pueden dominarse.

  8. Si algo no está claro, pide más información.

    Haz preguntas sobre lo que tu hijo está intentando comunicar. Hazle saber si quieres más detalles sobre algo, como alguna idea que no se haya expresado del todo. No lo critiques ni respondas por él, ayúdalo a encontrar sus propias respuestas. Si respondes como lector a la escritura de tu hijo, le demostrarás que la escritura es una forma de comunicar ideas a una audiencia.

  9. No corrijas la gramática ni los aspectos técnicos en el borrador

    Puede que tu hijo corrija por sí mismo los errores de su borrador a medida que revisa el texto, sobre todo si lo incentivas a leer el trabajo en voz alta (para ustedes dos). Sin embargo, si en esta etapa tu hijo comete repetidamente el mismo error técnico, comprueba si sabe cómo corregirlo. Si no, explícale la forma correcta de hacerlo. En el borrador final, incentiva a tu hijo a editar su propio trabajo. Resiste la tentación de “perfeccionar” el trabajo desde tu punto de vista.

  10. Respeta a tu hijo como escritor

    La decisión sobre qué corregir (y cómo hacerlo) es de tu hijo, no tuya. La “voz” que usa tu hijo debe ser de él, no tuya. Ofrécele sugerencias y recuerda que es un proceso. Tu hijo debe aprender a pensar y escribir por sí mismo.