Las dificultades con las tareas escolares suelen ser la primera alerta para un padre de que su hijo tiene alguna discapacidad de aprendizaje. En este artículo, Priscilla Vail, M.A.T., les dice a los padres cómo identificar los problemas con las tareas y qué hacer al respecto.

Las tareas escolares son una realidad inevitable para la mayoría de los niños, pero muchos padres tienen confusión sobre su papel en este drama diario y no están seguros de cómo encajar las tareas escolares con la dinámica general de la vida personal y familiar. A continuación, te presento algunas directrices desarrolladas a lo largo de mis muchos años de vida familiar y como maestra a tiempo completo.

En primer lugar, pide a los administradores de la escuela de tu hijo una declaración de la política sobre las tareas escolares. Si no existe, haz presión para que la pongan en práctica. Poner la filosofía y la práctica en una redacción concisa será beneficioso para todos. La declaración debe explicar la finalidad de las tareas escolares y cuánto tiempo deben dedicarles los estudiantes de forma realista. Por ejemplo, en la escuela primaria, el objetivo podría ser reforzar y practicar las habilidades presentadas durante el día. En la escuela intermedia, el objetivo puede ser profundizar en conceptos e información de clase mediante proyectos, lecturas o ensayos sobre el mismo tema. En la secundaria, el objetivo podría ser la recopilación independiente de nueva información para utilizarla en los debates en clase.

A continuación, pide una declaración de intenciones al maestro de tu hijo. ¿Coincide la declaración del maestro con la declaración general de la escuela? Pregunta qué se espera que hagan el estudiante y tú en caso de tener dificultades. Después del cuarto grado, cuando el plan de estudios se departamentaliza, ¿comparan los maestros sus notas entre sí para evitar una sobrecarga gigantesca? Si no es así, una política general de la escuela debería hacer cumplir dicha coordinación. ¿Cuánto tiempo debe dedicar el niño? .

En tercer lugar, decide cuál será tu política familiar sobre las tareas escolares. Al fin y al cabo, las tareas se hacen en casa. Necesitas una política familiar sobre cuándo, dónde, cuánto y qué hacer en caso de problemas. Tu hijo y tú deben tener muy clara la propiedad. Es tu obligación como padre proporcionar tiempo, espacio y apoyo, pero el trabajo le pertenece al niño.

Tu hijo y tú deben desarrollar un pacto de tiempo y espacio para las tareas escolares. Decidan si las tareas se hacen justo después de clase, después de merendar o después de cenar. Decidan dónde se harán las tareas: en la mesa de la cocina, en el dormitorio o en la sala, donde hay silencio. Los niños difieren en su tolerancia a las distracciones, su capacidad de concentración y su habilidad para pasar de un tema a otro. Todas estas diferencias y preferencias deben tenerse en cuenta al formular el pacto. A continuación, el pacto debe redactarse, firmarse y publicarse con el acuerdo de que permanecerá en vigencia durante 6 semanas. Después, habrá tiempo para renegociarlo. Pero tenerlo a la vista disolverá y resolverá las disputas diarias.

El aburrimiento forma parte de cualquier trabajo o profesión. La escuela tiene su parte, y a menudo se nota a través de las tareas escolares. Memorizar el vocabulario de una lengua extranjera, las tablas de multiplicar o algunas fechas históricas es trabajoso, pero es la única forma de adquirir parte de la información básica para pensar. Sin embargo, las tareas pueden ser mucho más que eso. Los proyectos, como hacer un diorama de un período de la historia o diseñar el vestuario o los decorados de una novela, liberan la creatividad, cimentan el conocimiento y son divertidos. ¿Quién dice que las tareas escolares tienen que ser insufribles? Si el maestro de tu hijo no le ha asignado ningún proyecto de este tipo, pídele una cita y pregunta si habrá alguna oportunidad similar en el futuro. Ofrécete a ayudar. Recuerda que los niños que tienen problemas con la lectura y la escritura suelen tener talento para los proyectos prácticos. Averigua si puedes organizar formas de mostrar el talento de tu hijo.

Si ves que el nivel de lectura requerido en las tareas de tu hijo es demasiado alto, habla con el maestro: “Johnny está recibiendo ayuda con la lectura, así que ya sabes la importancia que le damos como familia. Pero mientras tiene dificultades, ¿podrías reducirle la tarea de lectura? ¿Podrías elegir un audiolibro que él pudiera escuchar?”.

Como padre, también puede que tengas que leerle algunas tareas en voz alta a tu hijo o conseguir una fuente de información más sencilla. Una familia que conozco bien pasó toda la escuela secundaria leyendo la Golden Book Encyclopedia. El estudiante podía obtener la información general de forma fácilmente legible y digerible. La comprensión básica daba un marco a otros hechos.

Aunque los seres humanos utilizamos muchos tipos diferentes de memoria dependiendo de la tarea que tengamos entre manos, cuando pensamos en la escolarización, el aprendizaje y la realización de exámenes, solemos pensar solo en la memorística. Podemos mejorar la memoria con un ejercicio de tres partes: experiencia física, clima emocional de apoyo y lenguaje. Por ejemplo, si tu hijo necesita aprender la diferencia entre las diferentes viviendas de los pueblos nativos, deja que haga una maqueta o un dibujo de cada una, habla de cómo sería vivir en ellas, uniendo la terminología al concepto con una conversación sencilla.

Si la comprensión precede a la memorización, los hechos se fijan. Si tu hijo necesita memorizar operaciones aritméticas, primero deja que utilice botones, cubos o bloques para representar los números. Luego pídele que dibuje la ecuación o la situación. Solo cuando lo haya hecho y lo haya comprendido plenamente, puede pasar a los números escritos. Y solo cuando los objetos, dibujos y números tengan sentido, debe intentar memorizar.

Procura que cualquier información nueva que tu hijo intente aprender conecte con algo que ya le resulte familiar. Es el fenómeno del velcro: la información nueva necesita un lugar donde pegarse. A los niños (¡y a los adultos!) les resulta muy difícil unir dos cosas desconocidas entre sí. Por ejemplo, si un niño no tiene los conceptos de islas y poblaciones autóctonas, es una necedad intentar enseñarle sobre los aborígenes del Archipiélago. A veces, tú, como padre, tendrás que encontrar, inventar o aprender los conectores.

Las tareas escolares pueden ser una agradable isla de privacidad, tranquilidad, competencia y éxito en un mundo atestado de gente, ruidoso y exigente. Tu trabajo como padre es proporcionar la estructura de tiempo y espacio, el entorno tranquilo, la suposición contagiosa de que tu hijo puede hacer el trabajo y la disposición de involucrarte si las cosas se ponen difíciles.

Recuerda que las emociones influyen en el aprendizaje y el trabajo escolar. Haz todo lo que esté en tus manos para convertir las tareas escolares en una experiencia que fomente el optimismo y el orgullo. Debes estar dispuesto a poner fin a la situación si se prolonga demasiado y, con voz calmada y serena determinación, hacer que la institución cumpla la política que ha declarado.

Los padres que han seguido esta serie de 6 partes merecen el agradecimiento de los niños en cuyo nombre han leído y pensado. Como es posible que los niños no piensen o no sepan cómo dar las gracias a esos adultos, permíteme ser el conducto de su agradecimiento hacia ti por el tiempo y la atención que les has dedicado. ¡Gracias y felicitaciones por tener tan grata responsabilidad!