Tradicionalmente, los chicos más jóvenes en las ciudades solo han tenido que caminar unas cuadras para ir a la escuela, mientras que los hermanos mayores podían necesitar solo un viaje corto en autobús. Pero ¿qué sucede cuando las familias se enteran de que la escuela del vecindario cerrará sus puertas o va a desaparecer? Durante años, se han ido cerrando escuelas en los vecindarios donde vive una mayoría de familias afroamericanas e hispanas, y dichos cierres han provocado batallas políticas campales, socavado la estabilidad del vecindario y han puesto a los padres en una búsqueda desesperada de otra escuela a la que llamar hogar.
El mundo ha visto los efectos de los (enlace en inglés) en la salud mental y el rendimiento académico de los estudiantes como consecuencia de los cierres temporales de la pandemia. Pero las ciudades estadounidenses se enfrentan a la realidad del (enlace en inglés) debido a recortes presupuestarios, el descenso de las inscripciones y, en algunas, los malos resultados académicos. Los padres de Chicago, Oakland, Nueva York, Baltimore, Detroit y otras ciudades ya se han enfrentado al cierre de varias escuelas de vecindario. Con el descenso de las inscripciones en muchas zonas, (enlace en inglés) se preguntan: ¿Por qué ocurre esto? ¿Dónde va a estudiar mi hijo? Y ¿qué puedo hacer yo?
Señales tempranas del cierre de escuelas
Las escuelas no cierran sin avisar. Los padres deben estar atentos a algunas de las señales típicas que indican que un centro educativo puede ser cerrado hasta tres años antes del anuncio. Entre ellas se incluyen los malos resultados de los estudiantes (bajos índices de graduación o resultados en los exámenes estandarizados), el descenso constante del número de estudiantes inscritos, la noticia de que el presupuesto del distrito está en números rojos y, ocasionalmente, la posible demolición de un edificio escolar anticuado o inseguro. Las (enlace en inglés) también pueden cerrar si se les revoca la subvención, lo que suele ocurrir por mala gestión financiera.
En las escuelas públicas tradicionales, los distritos realizan reuniones comunitarias sobre la decisión de cerrar una escuela. Los padres siempre deben asistir a ellas y asegurarse de que el distrito tiene también un plan para comunicarse con los padres que no puedan asistir. “El papel de un padre puede ser acudir a las juntas vecinales y recurrir a los gobiernos locales”, dice (enlace en inglés), educadora de Washington DC en (enlace en inglés). En California, por ejemplo, los distritos tienen que crear un (enlace en inglés), que establece un calendario para el cierre y debe incluir voces de la comunidad. Eso da a los padres la oportunidad de hacer saber a las autoridades que las escuelas locales también pueden ser espacios importantes para los lazos de hermandad, el legado generacional y las actividades comunitarias en muchas comunidades afroamericanas e hispanas.
“Mis hijas van a la escuela por su educación, pero también comen y reciben otros servicios allí. Las familias necesitan que esos recursos estén cerca de ellas”, añade Dalili. Y como las escuelas no cierran de un día para otro, “eso le da tiempo a los padres para organizarse con otros padres y crear nexos con organizaciones sin fines de lucro que estén a favor de la equidad y apoyen la misión de la comunidad”, dice Bruce Fuller, profesor de educación y políticas públicas de UC Berkeley y autor de .
Lucha o huida: cómo afrontar el proceso del cierre de una escuela
Las escuelas cierran al final del año escolar o desaparecen gradualmente, permitiendo que los estudiantes estén ahí hasta que alcancen el grado más alto de la escuela, mientras que no se admiten nuevos estudiantes.
El cierre gradual puede parecer atractivo porque da tiempo a las familias para planificar los pasos de la transición. Pero también puede perjudicar el rendimiento de los estudiantes. Los investigadores que estudiaron (enlace en inglés) entre 2001 y 2006 descubrieron que, “durante el año del anuncio, el rendimiento en lectura de los estudiantes de las escuelas que iban a cerrarse fue aproximadamente un mes y medio de aprendizaje inferior al nivel esperado y el rendimiento en matemáticas fue más de medio mes inferior al nivel esperado”. Los investigadores lo atribuyeron al descenso de la motivación y la moral que se producía cuando los maestros y los estudiantes sabían que su escuela pronto cerraría para siempre.
Por otra parte, los estudiantes que abandonaron voluntariamente las escuelas que se enfrentaban al cierre obtuvieron mejores resultados. El estudio de CPS sugirió que un año después de que los estudiantes dejaran las escuelas que iban a cerrar, los niveles de lectura y matemáticas de estos estudiantes desplazados habían vuelto a su nivel esperado.
En conclusión: Los padres pueden desempeñar un papel importante al trasladar a sus hijos a una nueva escuela a la primera señal de que la escuela actual podría cerrar. Cuanto antes ingresen los estudiantes en una nueva escuela, menos probable será que se resientan sus resultados académicos.
A nivel comunitario, puede ser inquietante luchar contra el cierre de una escuela mientras tu hijo ya está inscrito en otra. Será un momento en el que tendrás que encontrar el equilibrio entre ayudar a los tuyos y ayudar también a tu comunidad.
Eso puede ser un gran reto en los vecindarios afroamericanos. Una (enlace en inglés) demostró que el cierre de escuelas también puede provocar la gentrificación. El estudio descubrió que cuando las escuelas permanecían abiertas en los vecindarios afroamericanos, esas zonas tenían menos probabilidades de ser gentrificadas, ya que las nuevas familias más acomodadas no estarían dispuestas a inscribir a sus hijos allí. Las escuelas predominantemente afroamericanas de las ciudades pueden actuar efectivamente como una barrera para la gentrificación, mientras que su cierre la hace más probable.
¿A dónde irá mi hijo después del cierre de la escuela?
Los distritos escolares seleccionarán una nueva escuela para tu hijo o te darán a elegir entre varias escuelas (normalmente limitadas). Este último modelo suele dar lugar a una mayor participación de la comunidad en el cierre de escuelas y facilita la transición a las familias. Pero tanto si la nueva escuela es la elegida por el distrito como si es la elegida por la familia, los padres deben investigar su rendimiento académico, asistencia, seguridad del edificio, oportunidades de enriquecimiento y, sobre todo, lo lejos que está de casa.
En la oleada de cierres de escuelas de Chicago de 2000 a 2013, algunos estudiantes fueron reasignados a escuelas situadas a una distancia de hasta 3,5 millas de sus casas, lo que fue extenuante para muchas familias. Pero, al final, también se lo puso difícil al entonces alcalde (enlace en inglés). La mala gestión del cierre de escuelas se consideró un factor importante en el descenso de su apoyo en las elecciones a la alcaldía, dos años después.
El riesgo de terminar en una escuela peor o abandonar los estudios
Históricamente, los traslados de escuela han dejado a otras escuelas públicas abarrotadas de estudiantes emocionales y asustados por el cierre de escuelas, sobre todo en comunidades de color de bajos ingresos. Además, los padres deben tener en cuenta que un distrito podría reasignar a su hijo a una escuela académicamente débil o indeseable por otros motivos. De hecho, un (enlace en inglés) sobre los cierres de escuelas entre 2001 y 2008 en esa ciudad descubrió que algunas escuelas que recibían estudiantes de escuelas cerradas anteriormente también terminaron cerradas más tarde por infrautilización o por motivos académicos.
Lamentablemente, algunos estudiantes de secundaria simplemente se van cuando se ven obligados a cambiar de escuela. La (enlace en inglés), por ejemplo. Muchos estudiantes que abandonan sus estudios ganan menos que los graduados y (enlace en inglés). “Si no identificamos una solución que proporcione escuelas estables y eficientes a las que todos los estudiantes tengan acceso, corremos el riesgo de fallarle a los miembros más vulnerables de nuestra sociedad”, escribe Dalili-Ortique.
Cómo apoyar a tu hijo durante el cierre de una escuela
La mayoría de las veces, el anuncio de que se va a cerrar una escuela del vecindario viene acompañado de la afirmación optimista del distrito de que el cierre dará a los estudiantes la oportunidad de asistir a escuelas mejores. Muchos padres han aprendido a mostrarse escépticos ante estas afirmaciones, hasta el punto de que en 2022 en Oakland, California, los padres ocuparon una escuela que iba a cerrar y organizaron sus (enlace en inglés) durante meses. A continuación, te presentamos otras medidas que puedes tomar ante el cierre de una escuela en tu vecindario.
- Asiste a todas las reuniones sobre propuestas de cierre de escuelas.
- Empieza a trabajar con otros padres y grupos de la comunidad para garantizar el mejor resultado para tu hijo y tu comunidad, se cierre o no finalmente la escuela. Los grupos tienen más influencia que los individuos.
- Presta mucha atención a cómo gestionará el distrito el proceso de reasignación e investiga (enlace en inglés) para tomar una decisión informada sobre la próxima escuela de tu hijo.
- Si puedes trasladar a tu hijo rápidamente a una escuela que te guste, hazlo. Suele ser mejor para los estudiantes cambiar de escuela cuanto antes.
- Presta mucha atención a lo que dicen los responsables del distrito sobre las opciones de transporte a la nueva escuela que hayan seleccionado para tu hijo.
- Cuando tu hijo cambie de escuela, asegúrate de que todos los expedientes escolares sean trasladados a la nueva.
- Fíjate en qué planes hay para el antiguo edificio escolar. Los edificios escolares vacíos pueden convertirse en un imán para actividades desagradables e ilegales (enlace en inglés).
El traslado a una nueva escuela puede ser doloroso y perturbador para las familias. Los niños mayores pueden perder amigos y rutinas establecidas. Pero pueden tener menos problemas para afrontarlo que los niños más pequeños. Para los más pequeños, es importante consolarlos y recordarles que se trata de una transición difícil para toda la familia. También es buena idea asegurarse de que los niños pequeños pasan tiempo con amigos y compañeros que se enfrentan a la misma situación o lo han hecho recientemente. Sí, una puerta se cierra. Pero asegúrate de que tu hijo está preparado cuando se abra una nueva.