En otoño del 2020, realizamos algunas actualizaciones importantes a nuestras calificaciones de escuelas. Mejoramos nuestra Calificación de Equidad, una cifra diseñada para mostrar la calidad del servicio prestado por la escuela a todos los estudiantes. En primer lugar, añadimos estadísticas de progreso académico, las cuales miden el aprendizaje adquirido por un niño durante el año escolar, independientemente de su desempeño inicial. Además, agregamos estadísticas de preparación universitaria, incluyendo aspectos como índices de graduación y el desempeño de los estudiantes en los exámenes de admisión a la universidad. Por último, cambiamos la forma en que calculamos nuestra Calificación General. Ahora, le damos la mayor ponderación a las estadísticas de progreso académico. También aumentamos nuestro énfasis en los datos de equidad para que tengan un peso similar al de los puntajes de las pruebas estandarizadas y la información de preparación universitaria.

¿A qué se deben estos cambios? ¿Por qué creemos que las nuevas calificaciones son mucho mejores? El trabajo de una escuela es ayudar a los niños a aprender. Las escuelas no deberían ser juzgadas con base en las ventajas y desventajas que los estudiantes traen desde casa, sino con base en las enseñanzas y experiencias que reciben una vez dentro del aula. Al concentrarnos en estadísticas de progreso (las cuales miden el aprendizaje) y estadísticas de equidad (las cuales miden la calidad del servicio prestado por la escuela a todos los estudiantes) esperamos resaltar el trabajo de las escuelas que están cumpliendo su deber: ayudar a todos los estudiantes a aprender y alcanzar el éxito.

Esa frase (ayudar a todos los estudiantes a aprender y alcanzar el éxito) es lo que impulsa nuestros esfuerzos actuales. Durante demasiado tiempo, la sociedad ha permitido que algunos niños sufran el impacto de las deficiencias de nuestro sistema educativo. Por desgracia, la forma en que los gobiernos estatales y el gobierno federal ha evaluado a las escuelas (mediante el promedio de las calificaciones obtenidas en pruebas) ha ignorado esta realidad con demasiada frecuencia, y ha culpado a las mismas escuelas que atienden a las comunidades más necesitadas. Los niños menos favorecidos tienden a mostrar un peor desempeño en pruebas estandarizadas que los niños con mayores ventajas. Por lo tanto, hay ocasiones donde las calificaciones obtenidas en pruebas dicen menos sobre la efectividad de la escuela y más sobre las ventajas y desventajas de sus estudiantes. Sin embargo, creemos que las calificaciones en pruebas estandarizadas sí tienen valor: siguen siendo la única fuente de información de fácil acceso para conocer si los estudiantes de una escuela en cuestión cuentan con las habilidades de lectura y matemáticas que deberían poseer según su grado. Aún las usamos en nuestras nuevas calificaciones, pero limitamos su influencia.

Creemos que estos cambios son un paso en la dirección correcta para ayudar a los padres a entender la calidad educativa, pero sabemos que no lo son todo. A medida que obtenemos acceso a nuevos tipos de información, deseamos brindar una imagen más completa sobre la situación de cada escuela del país. Queremos compartir la información que sabemos que les interesa a los padres: como la forma en que las personas interactúan entre sí, si los maestros reciben capacitación o si los directores combaten el acoso. Reconocemos que las escuelas son complejas, y que la definición de éxito es tan diversa como los millones de padres que visitan Ó£ÌÒÊÓƵ año tras año. Por lo tanto, con tu hijo en mente, seguiremos trabajando.

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