El acoso cibernético se presenta de diferentes maneras:
- Alguien publica una foto en Instagram y cientos de usuarios opinan sobre su peso o apariencia física.
- Las personas atacan una publicación de Facebook sin ninguna razón en particular; primero lo hace uno y luego el resto de los “amigos” del posteador.
- Alguien toma una foto vergonzosa de otra persona y la publica en las redes sociales para que los demás comenten, insulten y resalten sus defectos.
- Se excluye públicamente a una persona de reuniones sociales.
- Una multitud escoge a una persona para acosarla en las redes sociales por su raza, orientación sexual o discapacidad.
- Un niño conoce a un extraño en línea que le acosa y le acecha.
Desde el momento en que empiezan a involucrarse con el internet, los chicos están sujetos a comentarios maliciosos, críticas y destrucción de la personalidad por parte de conocidos y extraños. Cuando esto sucede, es una forma de acoso psicológico con un número de repercusiones que los padres deben conocer.
Los padres de la actualidad saben que el acoso es un tema serio. “El acoso ahora es reconocido como un problema de salud pública importante que puede prevenirse y puede tener consecuencias duraderas”, dice un informe exhaustivo de mayo del 2016 de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina. “Esas consecuencias, para aquellos que sufren de acoso, para los que perpetran el acoso y para los testigos presentes durante un evento de acoso, incluyen bajo desempeño académico, ansiedad, depresión y comportamiento agresivo y antisocial futuro”. (enlace en inglés) que las personas que no son víctimas de él. Un estudio británico encontró que por lo menos la mitad de los suicidios en los jóvenes están relacionados con el acoso.
A diferencia del acoso en persona, el acoso cibernético no se limita a las horas de clases, cercanía o fuerza física. El acoso cibernético se extiende a cualquier lugar en línea donde estén los preadolescentes y adolescentes: Instagram, Twitter, Facebook, Snapchat, YouTube, Vine, TikTok y demás. Para los niños, el acoso que ocurre en línea es tan real como el acoso que ocurre en persona. Y, a diferencia de los encuentros en persona con acosadores, no se puede escapar de las interacciones en línea. El acoso cibernético puede alcanzar a los chicos en cualquier lado, incluso en casa u otros lugares donde deberían sentirse seguros.
Los efectos del acoso cibernético en la vida real
Amanda Todd se suicidó en 2012 luego de sufrir un despiadado acoso en línea por parte de un extraño que conoció en internet. El sujeto la convenció de grabar un video de sí misma sin camisa y la amenazó con compartirlo con su escuela si se negaba a seguir mostrándose para él. Luego, compartió los videos que le grabó, lo que la llevó a sufrir acoso en la escuela. Sus padres se mudaron y la cambiaron de escuela de forma constante para poder alejarla de sus atormentadores, pero el hombre la rastreaba y comenzaba a acosarla nuevamente en los lugares nuevos. Antes de suicidarse, Amanda publicó un video en YouTube donde contaba su historia de acoso, persecución y explotación sexual en línea. Su familia creó la página (enlace en inglés) para crear conciencia sobre el acoso cibernético.
Jadin Bell
En 2015, (enlace en inglés), de 15 años, sorprendió a todos sus conocidos al ahorcarse en el patio de juegos de una escuela primaria local. Era el único estudiante abiertamente gay de la Escuela Secundaria La Grande en La Grande, Oregón, y al parecer era popular, pero también sufría bastante acoso en persona y en línea.
Emilie Olsen
El (enlace en inglés) comenzó en quinto grado. Al ser una chica adoptada de China que vivía en Fairfield, Ohio, primero fue atormentada por vestir ropa de camuflaje y botas de vaquero. Luego empeoró al año siguiente cuando la acusaron de ser lesbiana y sus compañeros le pidieron que se suicidara. Crearon una cuenta de Instagram falsa para acosarla. Algunos estudiantes escribieron insultos sobre ella en las paredes del baño de su escuela. En el 2014 se disparó a la edad de 13 años. Sus padres demandaron a la escuela por no hacer lo suficiente para detener a los acosadores y por obstaculizar la investigación sobre su acoso.
¿Cuán común es el acoso cibernético?
(enlace en inglés) estima que de un 20 a un 25 por ciento de los adolescentes ha sido acosado a través de su teléfono celular o internet. Un estudio de agosto del 2016 hecho por Microsoft y la Alianza Nacional de Seguridad Cibernética (NCSA, por sus siglas en inglés) encontró que, el año anterior, un 39 por ciento de los adolescentes en línea informó que alguien se había mostrado cruel o malicioso con ellos por internet o a través de alguna aplicación. De acuerdo con las víctimas, dichos mensajes eran sobre algo que el adolescente había hecho o dicho (52 por ciento), su apariencia (45 por ciento), su orientación sexual (27 por ciento), su género (25 por ciento) o su raza o etnia (24 por ciento).
De acuerdo con Robert Reichmann, CEO de Visr, una herramiento de supervisión de redes sociales que alerta a los padres del acoso cibernético y otros peligros en línea: “El acoso cibernético comienza alrededor de los 8 años. Pero si miras la actividad de los acosadores en un mapa con colores, tiene un repunte alrededor de los 12.5 y los 13.5 años. Es durante esas edades cuando vemos un aumento en la actividad de los acosadores”.
Y si bien nos puede preocupar más la posibilidad de que un extraño intimide o acose a un chico en línea, el acoso cibernético suele ocurrir entre chicos que se conocen, que en algún momento fueron amigos o eran pareja, de acuerdo a un estudio de la (enlace en inglés).
Lo que los padres pueden hacer respecto al acoso cibernético
A medida que surgen nuevas aplicaciones y sitios de redes sociales, se vuelve cada vez más difícil supervisar las interacciones en línea de tu hijo. Algunos padres piden las credenciales de inicio de sesión de sus hijos en las redes sociales o los siguen en las aplicaciones que usan. Herramientas como Visr o Bark (enlace en inglés) pueden ser útiles para monitorear el uso del teléfono y las redes sociales, y alertarán a los padres si aparecen indicadores de acoso. Pero no son infalibles.
Prohibirle a tu hijo que use las redes sociales probablemente no lo protegerá. Según el estudio de Microsoft y la NCSA, el 60 por ciento de los adolescentes dice que tiene una cuenta en línea de la que sus padres no están al tanto (aunque solo el 28 por ciento de los padres piensa que sus hijos tienen una cuenta que no conocen).
“Si los padres creen que está ocurriendo el acoso cibernético, hay algunas cosas que pueden hacer”, dice Jennifer Hanley, Directora de Asuntos Legales y Políticas del Instituto de Seguridad Familiar en Línea.
“Pueden tratar de abordarlo con los padres del otro estudiante si se sienten cómodos con ese método. También pueden ayudar a sus hijos a reportarlo en la plataforma social donde tuvo lugar. Es posible que quieran hacer una captura de pantalla del comportamiento de acoso y luego bloquear al usuario o reportarlo en la red social cuando sea algo que no puedan manejar”.
Debido a que el acoso cibernético se ha convertido en un problema tan generalizado, cada estado tiene leyes o políticas nuevas o modificadas para guiar a las escuelas y a la policía. La escuela de tu hijo tiene la obligación de interceder cuando ocurre el acoso.
Hanley continua: “De la misma manera, las escuelas tienen limitaciones si el acoso cibernético no tiene lugar dentro de la misma. Necesita crear una ‘perturbación sustancial’ para que la escuela pueda actuar sobre los casos que suceden fuera del campus. Una tendencia legal en los últimos años es extender lo que se define como escuela. Por lo tanto, algunas políticas cubren eventos que suceden después de la escuela, el autobús escolar y el uso de dispositivos escolares”.
Si tu hijo recibe amenazas de lesiones, la escuela o tú deben involucrar a la policía. Actualmente, no existe una ley federal contra el acoso, pero las leyes existentes sobre discriminación pueden aplicarse, dice Hanley. “Si alguien es víctima porque es miembro de una clase protegida (género, raza, discapacidad, etc.), entonces se pueden aplicar las obligaciones en virtud de las leyes de derechos civiles y la escuela deberá investigar, informar y abordar el comportamiento. Los padres deben ser conscientes de que tanto el Departamento de Justicia como el Departamento de Educación toman en serio estos problemas y son recursos útiles cuando es necesario si sienten que las escuelas y la administración del distrito no están haciendo lo suficiente”.
Habla sobre el acoso cibernético antes de que suceda
De acuerdo con el estudio de Microsoft y la NCSA, solo el 9 por ciento de los adolescentes dijo que hablaría con sus padres si tienen problemas en línea. El 40 por ciento dijo que primero pedirían ayuda a un amigo. Michael Kaiser, director ejecutivo de la NCSA, señala que esta es una gran oportunidad para hablar sobre el tema con tu hijo en términos de cómo aconsejaría a un amigo, en lugar de dirigir la atención a su propia vida. “Los padres deben ayudar a sus hijos a crear estrategias sobre cómo manejar las situaciones malas que ocurren en línea. También deben ayudarlos a desarrollar su resiliencia para que el acoso no sea tan devastador. Y, si sabemos que los adolescentes tienen más probabilidades de llamar a un amigo en busca de ayuda, esta es una oportunidad para hablar con tu hijo adolescente sobre qué haría si llega a recibir esa llamada”.
Traducido por: SpanishWithStyle.com