Puede que las películas y series sobre la escuela secundaria no describan la realidad de forma muy precisa, pero sí que reflejan una verdad bastante peculiar: las escuelas secundarias, sobre todo las grandes, tienen un problema de anonimato. No es muy difícil que los estudiantes se sientan perdidos durante el traslado de clase a clase y de grado a grado mientras enfrentan dificultades académicas y sociales. Sin ayuda, resulta sencillo graduarse de la escuela secundaria sin descubrir alguna pasión o determinar un trayecto futuro. Además, en muchas escuelas secundarias, los consejeros tienen las manos llenas atendiendo a cientos de estudiantes como para llegar a conocer a cada uno a un nivel personal. Ese es el problema que se busca resolver mediante los programas de consejería.

¿Qué es la consejería?

Los programas de consejería reciben muchos nombres. La forma en la que están estructurados varía entre escuelas. Sin embargo, en general, un programa de consejería consiste en un pequeño grupo de estudiantes que se reúne de forma regular con un maestro o miembro del personal durante un período de clases dedicado a ello. A menudo, el mismo grupo de estudiantes será asignado a ese adulto durante los cuatro años de la escuela secundaria.

La consejería no es sinónimo de tutoría o sala de estudio. Aunque muchas escuelas cuentan con tutoría o sala de estudio (donde los estudiantes tienen tiempo de escuchar anuncios escolares, obtener ayuda adicional o terminar la tarea), un buen programa de consejería les brinda apoyo estructurado a los estudiantes en el ámbito académico, socioemocional y en la realización de planes a futuro. Otro beneficio importante es que les brinda a los estudiantes la oportunidad de desarrollar una relación con un adulto de confianza (video en inglés); una acción que, según las investigaciones, marca una gran diferencia respecto al desempeño de los estudiantes en la escuela secundaria. “La consejería representa el pilar de la experiencia en la escuela secundaria”, afirma el asesor educativo Tom Vander Ark, director ejecutivo de Getting Smart, una organización de Washington centrada en el diseño escolar, asesoría y aprendizaje profesional.

Es tal el impacto del programa que cuando los estudiantes de último año de Science Leadership Academy en Filadelfia planificaron su ceremonia de graduación, solicitaron ser llamados al escenario para recibir sus diplomas junto a sus grupos de consejería (en lugar de subir de forma individual en orden alfabético), acompañados por el miembro del personal académico que fungió como su maestro de consejería durante los últimos cuatro años. Esta petición, señala el director Chris Lehmann, demuestra la forma tan marcada en la que un buen programa de consejería puede volverse “parte de la cultura y ADN de una escuela”.

La importancia de la consejería

En el núcleo de la consejería se encuentra un (enlace en inglés): que los estudiantes tienen mayores probabilidades de alcanzar el éxito cuando tienen relaciones personales sólidas (sobre todo con al menos un adulto dentro de la escuela). (enlace en inglés) que los estudiantes que desarrollaban relaciones sólidas con su consejero mostraban un mejor desenvolvimiento académico y social.

Esa relación ayuda a los estudiantes a encontrar su camino, señala Vander Ark, y orienta sus decisiones sobre el futuro, desde las clases a las que se inscribirán el próximo semestre hasta lo que harán después de la graduación. “Algunas preguntas que la consejería ayuda a los estudiantes a responderse son más importantes que cualquier clase que puedan cursar”, indica Vander Ark. “Estas preguntas incluyen: ‘¿Cuáles son mis intereses, qué necesita el mundo y cómo coinciden ambas áreas?’”.

Elementos que debe tener un buen programa de consejería

• Un buen programa de consejería tiene un objetivo y cierto grado de estructura.

Las sesiones de consejería deberían celebrarse al menos una vez a la semana, con actividades que se enfoquen en uno o más de los siguientes aspectos: habilidades de estudio y apoyo académico; desarrollo del carácter y aprendizaje social y emocional, definición de metas y preparación universitaria y profesional.

A diferencia de las clases académicas, donde el currículo dicta el contenido que se abordará, la consejería debería ser lo suficientemente flexible para satisfacer las necesidades actuales de cada grupo de estudiantes, señala la asesora educativa Rachel Poliner, autora de , enlace en inglés). Bien sea practicando habilidades de estudio o compartiendo ideas sobre el futuro después de la escuela secundaria.

“El centro de atención de la consejería son los niños, no el currículo”, señala Poliner. Sin embargo, limitarse a juntar a un grupo de estudiantes con un maestro durante un período libre no es suficiente. “La consejería debería sentirse como un punto medio: no tan desestructurado como el tiempo de ocio y no tan estructurado como las clases”, indica.

• Cada escuela es única; los buenos programas de consejería también deberían serlo.

Aunque modelos como (enlace en inglés) y (enlace en inglés) han sido adoptados por muchas escuelas secundarias, no existe un enfoque que se adapte a todos los casos. Esto significa que los docentes pueden desarrollar programas que se ajusten específicamente a las necesidades de sus estudiantes, y seguir perfeccionando el programa a medida que las necesidades evolucionan.

• Los programas de consejería no funcionarán sin una cultura escolar positiva.

Si una escuela sufre problemas de acoso u otra escuela tiene problemas en su entorno, la consejería por sí sola no creará una cultura de estudiantes amables y empáticos (video en inglés). De la misma forma, si los maestros son conocidos por imponer castigos severos o arbitrarios fuera del aula de consejería, es poco probable que los estudiantes quieran confiarles sus sueños y esperanzas de la nada cuando llegue la hora de la consejería.

• Los maestros consejeros necesitan tiempo y capacitación para poder apoyar a los estudiantes.

Dirigir una clase de consejería no es algo que los maestros puedan improvisar e implementar sin apoyo. Es fundamental que la escuela les brinde capacitación, tiempo adecuado para prepararse y la oportunidad de colaborar con el resto de los maestros de consejería.

• La consejería debería brindarles a los estudiantes la oportunidad de influir en sus compañeros.

Algunas escuelas incorporan el liderazgo y gobierno estudiantil, pero todos los programas deberían permitir que los estudiantes se guíen y apoyen entre sí o planifiquen actividades que impacten a la escuela en general. Los programas bien desarrollados incluyen elementos constantes que permiten que los estudiantes “tengan voz y voto, y asuman el liderazgo”, afirma Poliner.

Puntos clave

Cuando estés buscando una escuela secundaria para tu hijo, pregunta si cuentan con una clase de consejería. De ser así, investiga cómo está estructurada y qué se aborda durante ese tiempo. Una escuela debería ser capaz de describir cómo emplea el tiempo y para qué. Las buenas clases de consejería incluyen apoyo con problemas académicos, sociales y emocionales, y ayuda en la planificación del camino a seguir tras la graduación.

Este artículo es parte de nuestra serie de artículos Transformando la escuela secundaria, una colección de historias, videos y podcasts que exploran las prácticas que preparan a los estudiantes para alcanzar el éxito en la universidad y más allá.

Translated by: SpanishWithStyle.com