Oliver Johnson, mi tranquilo abuelo que siempre removía las brasas de la chimenea, tenía un propósito en la vida.

Se dio cuenta de su dirección en la vida en 1919, cuando era joven e iba en su carro Modelo T por una carretera de San Pedro, California, pasando por los depósitos de petróleo y gas. Observó cómo tres inspectores subían por una escalera hasta la cima y bajaban por el otro lado al medio del óvalo de hierro. Cinco minutos después, una bola de fuego explotó, quemando vivos a los tres individuos.

“Voy a arreglar eso, Elizabeth”, le dijo a mi abuela, que iba sentada a su lado.

Mi abuelo se convirtió en un ingeniero que trabajaba en Chevron, pero los fines de semana se dedicaba a inventar “canarios para minas de carbón electrónicos” para advertir a los transeúntes del aire tóxico e inflamable. Tras quemar el sótano en dos ocasiones, mi abuelo tuvo éxito. En 1928 creó la primera empresa de detección de gases del mundo, J-W Instruments, en Palo Alto. Sus artefactos de seguridad han evitado innumerables muertes.

Avancemos hasta el presente.

Sophia Ware, una estudiante de último año de secundaria, hace poco me envió un correo electrónico con su propia epifanía: “Vi el documental Racing Extinction sobre la destrucción de especies causada por la raza humana. Después, me puse a llorar. Tenía el corazón físicamente herido. Me llené de un sentido de urgencia y responsabilidad, así que asumí el co-liderazgo del Club Verde del campus”.

Esta adolescente y mi antepasado, fallecido hace ya tiempo, experimentaron un fuerte sentido del propósito. Escuchamos sus historias divergentes y entendemos una única conclusión: tener un sentido de propósito puede aportar significado y dirección a nuestras vidas. Pero lo que mucha gente no sabe es que el propósito es un concepto que se ha definido, medido e investigado durante décadas.

William Damon, director del Stanford Center on Adolescence, ofrece una definición clara (con sus colaboradores Jenni Menon y Kendall Cotton Bronk) en el estudio de 2010, “The Development of Purpose During Adolescence” (El desarrollo del propósito durante la adolescencia, enlace en inglés). Los autores definen el propósito como una “intención estable y generalizada de lograr algo que es a la vez significativo para la persona y de consecuencias para el mundo más allá de la persona”.

El estudio enumera tres fundamentos del propósito:

1. El propósito es una especie de objetivo a largo plazo y de gran alcance. Los objetivos cotidianos, como estudiar mucho para el examen de cálculo, o los objetivos a largo plazo, como hablar perfectamente el español, pueden estar al servicio de un objetivo mayor, como convertirse en pediatra o unirse al Cuerpo de Paz. Pero estos por sí solos no son un propósito. Alcanzar estos objetivos podría estar al servicio de un propósito de acabar con el cáncer infantil o reducir la hambruna.

2. El propósito es “parte de la búsqueda personal de significado”. Pero el propósito también incluye un deseo de marcar la diferencia en el mundo, contribuyendo de forma que sirva a los demás y no solo a uno mismo.

3. El propósito requiere un conjunto de habilidades o talentos que puedan aplicarse a este objetivo. “El propósito siempre está dirigido a un logro hacia el que se puede progresar”.

Dicho de manera más simple, el propósito se define como un objetivo a largo plazo para el bien común. El propósito requiere que alguien tenga las habilidades para alcanzarlo y la pasión para no rendirse en el intento hasta alcanzarlo.

¿Por qué es importante el propósito?

En el libro de Damon, (El camino hacia el propósito: cómo los jóvenes encuentran su vocación en la vida, enlace en inglés), su investigación descubrió que “las personas que persiguen propósitos nobles están llenas de alegría”. Otros estudios sobre personas que hicieron “un ‘buen trabajo’ socialmente valioso en sus carreras” reforzaron su creencia de que el “propósito sublime” actúa como motor en los esfuerzos diarios, dándoles energía, satisfacción e incluso persistencia a las personas cuando se enfrentan a los obstáculos de la vida.

De hecho, una vida sin propósito puede ser perjudicial para la salud de los jóvenes. Los estudios revelan que los jóvenes que no tienen un propósito son más propensos a sufrir trastornos alimenticios, trastornos de juegos en línea, depresión y abuso de sustancias. Por el contrario, los estudios también señalan que los jóvenes con propósito hacen ejercicio con más frecuencia, tienen una mejor imagen de sí mismos, más éxito académico, mayor satisfacción con su vida y motivación. También, son más felices y tienen una “formación de identidad” más saludable.

¿“Propósito” es lo mismo que “pasión”? No, no lo es.

Así lo explica Kendall Cotton Bronk, investigadora principal de Adolescent Moral Development Lab y profesora de psicología de la universidad Claremont Graduate University. “Las pasiones se refieren a objetos y actividades que realmente disfrutamos [y] nos importan profundamente”. El propósito, en cambio, está orientado a objetivos y se hace “para el mundo más allá de la persona en sí”. Es decir, un joven puede sentir pasión por el senderismo y encontrar un propósito en trabajar para preservar el medioambiente.

¿Todos los jóvenes encuentran un propósito? Lamentablemente no es así.

Damon realizó un estudio a principios de la década del 2000 que indicaba que solo el 20 por ciento de los jóvenes adultos tienen un propósito. El resto de los participantes en el estudio estaban “desanimados” (el 25 por ciento no tenía ninguna motivación para preocuparse por nadie más que por ellos mismos), eran “soñadores” (el 25 por ciento tenía ideales elevados, pero no se esforzaban por alcanzarlos) o “aficionados” (el 30 por ciento tenía objetivos parciales, pero solo un débil compromiso para alcanzarlos).

Damon cree que la generación actual carece de objetivos en comparación con épocas anteriores porque el propósito se ha degradado hasta ser solo “una preocupación marginal en la mayoría de nuestras familias y en prácticamente todas nuestras escuelas”. Él cree que los jóvenes de hoy se centran demasiado en el éxito financiero y el estatus profesional, pero carecen de la ambición de vivir con un propósito mayor. Los maestros, añade, rara vez les explican a los estudiantes los objetivos más amplios y socialmente valiosos a los que puede conducir su educación.

Con esta información, ¿están ahora los padres y los tutores ansiosos y preocupados porque su adolescente no tiene un propósito? No se preocupen de más. Con orientación, los adolescentes pueden identificar y progresar hacia un propósito. Pero para ello, necesitan: 1) evaluar sus puntos fuertes y sus capacidades, 2) determinar lo que les gusta hacer y 3) identificar una necesidad imperiosa en el mundo.

Por desgracia, la búsqueda de un propósito no es un tema que se enseñe en la escuela. Sophia, estudiante de escuela secundaria, señala con pesar que “muchos maestros parecen fomentar un camino sin destino a través de la educación, para que los estudiantes puedan evadir el estrés de encontrar realmente el verdadero propósito de sí mismos”. Se puede encontrar una razón para vivir e invertir el tiempo y la energía para definir el sentido de propósito de una persona joven. Pero para encontrar su propósito a menudo requieren de la orientación y del apoyo de los adultos que se preocupan por ellos.

A continuación, te presentamos 7 maneras de ayudar a tu hijo a encontrar su propósito.

  1. Exponlo a experiencias variadas

    Los chicos suelen encontrar un sentido de propósito cuando se les ofrecen aventuras nuevas y desconocidas. Mi hermano René encontró la dirección de su vida en un viaje de pesca que hicimos en familia. “La primera vez que sentí el tirón en el sedal, eso fue todo”, me dijo. “La pesca cautivó completamente mi interés”. Se licenció en Ecología Acuática y trabajó en Alaska y Oregón ayudando a preservar el salmón para las generaciones futuras.

  2. Fomenta la reflexión

    Bronk les aconseja a los padres que ayuden a sus hijos pequeños a “reflexionar”. Después de las actividades, sugiere preguntar: “¿Por qué te gustó esa actividad?”, “¿qué la habría hecho más divertida?”. Ayudar a los niños a reflexionar, afirma, les ayudará a encontrar su propósito. Cuando sean adolescentes, Bronk sugiere preguntas más profundas, como “¿Qué quieres lograr en tu vida?”. (, enlace en inglés). Bronk dice que los padres deben reaccionar a las respuestas “con auténtica curiosidad. No juzgues ni guíes sus respuestas”. Además, los padres deben evitar aguarles la fiesta a sus hijos: no les digas que lo que quieren hacer no se puede lograr. Consulta también el podcast “Like a Sponge” de ӣƵ sobre “El poder del propósito”. Consejo: Ve al minuto 11:08 del podcast para escuchar (en inglés) un ejemplo de cómo hablar con tu hijo sobre el propósito.

  3. Ayuda a los adolescentes a encontrar su compás

    ¿Qué es lo que hace que tu hijo se sienta “en su punto”, totalmente absorbido y entusiasmado? Este estado cerebral, el “compás”, define la pasión como un tercio crucial en la receta del propósito. Los adolescentes que encuentran su compás están en el camino hacia encontrar su propósito. Solo necesitan desarrollar el conjunto de habilidades adecuado y utilizarlo para realizar un cambio positivo en el mundo. Sophia dice: “Experimentó el compás cuando me veo inspirada a salir de mi zona de confort por una mayor presión para hacer lo que es correcto. Un mayor propósito me da confianza. Cuando hablo en las reuniones del consejo municipal sobre el cambio climático, mis vacilaciones se disipan porque participo activamente en la solución. Trasciendo mi miedo individual y egocéntrico a hablar en público. Voy a mi compás y es emocionante”.

  4. Modela el propósito

    Las investigaciones indican que los padres son los principales modelos de conducta que influyen en “los propios planes de los adolescentes respecto a su futura participación laboral”. Cuando le explicas a tu adolescente tus propios objetivos, motivaciones y el sentido de tu vida, él puede ver cómo sucede en la vida real. Cuando describas cómo tus actividades diarias, incluyendo tu propósito como padre, te llenan porque intentas poner de tu parte para hacer del mundo un lugar mejor, tu hijo comprenderá los beneficios de invertir tiempo y energía en encontrar su propósito.

  5. Haz pruebas de personalidad en línea

    Los aficionados, los soñadores y los desanimados pueden hacer una gran variedad de pruebas en línea para ayudarles a determinar sus habilidades e intereses vocacionales. Tanto el Inventario de Intereses Sólidos (de Myers-Briggs) como los Códigos Holland dividen a las personas en seis tipos de personalidades, con ocupaciones ideales especificadas para todos. Gallup ofrece una prueba llamada CliftonStrengths, que ayuda a los participantes a encontrar sus cinco atributos más poderosos (de un total de 35) en una evaluación que dura una hora.

  6. Recluta mentores con propósito

    Brock sugiere que los padres pongan a sus hijos en contacto con alguien que tenga un propósito en un área en la que su hijo esté interesado. “Esto les da seguridad a los chicos, saber que se les apoya y ayuda de esta manera”. Ella les aconseja a los adolescentes que hablen con adultos que conozcan bien (como amigos de confianza de la familia) para conversar y que les ayuden a definir su propósito. Es especialmente útil si el propósito de ese adulto se alinea con el de tu hijo. Por ejemplo, si tu adolescente está interesado en una profesión médica, ponlo en contacto con una persona que conozcas y que trabaje (con propósito y satisfacción) en el campo de la medicina, como un médico, una enfermera o un paramédico.

  7. Fomenta la gratitud

    Brock dice que los adolescentes que se sienten agradecidos “querrán retribuir de alguna manera por lo que tienen”. Sugiere practicar la gratitud a diario durante la cena y darle protagonismo en días festivos como el día de Acción de Gracias. El agradecimiento de Sophia por la belleza de la naturaleza la motiva a mitigar el cambio climático, lo que a su vez define su propósito y le da sentido y forma a su vida.