Las hormonas y el cuerpo en desarrollo, la combinación del casillero e ir de una clase a otra, los bravucones y el enamoramiento: ¡no es de extrañar que los niños tengan problemas para adaptarse a la escuela intermedia! Sin embargo, incluso los niños más nerviosos pueden tener éxito si reciben un poco de ayuda extra en la escuela y el hogar. A continuación, presentamos siete problemas comunes que los niños enfrentan durante su adaptación a la escuela intermedia, acompañados de consejos para abordar dichos problemas. Recuerda, puede que tu hijo intente alejarte durante la escuela intermedia, y ello resulta apropiado desde el punto de vista del desarrollo. Sin embargo, aún necesita de tu apoyo en el ámbito social, emocional y académico.
7 problemas comunes de la escuela intermedia
El problema: El entorno social está cambiando.
La solución: Compasión.
Abandonar la comodidad y familiaridad de la escuela primaria puede resultar difícil para los niños. Es un gran cambio. “Los niños suelen pasar varios años en la escuela primaria y dicha institución comienza a sentirse como un hogar”, afirma Kathy Glass, una antigua maestra de escuela intermedia y escritora. “Generalmente, dos o más escuelas primarias remiten a sus estudiantes a una escuela intermedia en particular, y dicha acción puede representar una distracción social para un estudiante nuevo de escuela intermedia”.
Entre la afluencia de niños nuevos y el cambio de aulas y maestros cada 50 minutos, la escuela intermedia trae consigo mucha inseguridad, explica la experta en crianza Annie Fox, autora de la serie (enlace en inglés). “No es nada fácil ser un estudiante de sexto grado. Lo mejor que los padres pueden hacer es mostrar algo de compasión ante todos los cambios que su hijo atraviesa”, afirma Fox. “No atosigues a tu hijo en cuanto llegue a casa”, advierte Fox. En lugar de ello, presta atención a las “miradas exhaustas” y crea oportunidades que le permitan a tu hijo contar sus experiencias. En lugar de bombardear a tu hijo con preguntas u ordenar que las tareas se realicen de inmediato, dale un respiro e intenta compartir momentos con él donde puedan charlar uno junto al otro, ya sea que estén dando un paseo, jugando o cocinando juntos. Para lograr que tu hijo se sincere, realiza una observación como: “Te veías un poco agobiado cuando llegaste a casa. ¿Te puedo ayudar en algo?”. Cuando tu hijo decida compartir lo que siente, reacciona con calma. Es la mejor manera de lograr que tu hijo te confíe sus problemas tanto ahora como en el futuro.
El problema: Tu hijo se siente abandonado por sus amigos.
La solución: Realiza preguntas y escucha.
“Las viejas amistades podrían llegar a su fin e iniciar otras nuevas”, afirma Glass. Hazle saber a tu hijo que conocer nuevos niños y hacer nuevos amigos es parte de la experiencia e incentívalo a expandir su círculo social. Si tu hijo conoce nuevos niños, se verá menos propenso a preocuparse o sentirse abandonado cuando sus amigos hagan lo mismo.
“Cuando tu hijo haya tenido la oportunidad de percibir el nuevo entorno social”, indica Fox, “pídele que te cuente cómo son los grupos de la escuela. Indícale que use papel y lápiz para dibujar a los grupos de amigos, círculos íntimos, etc. Si lo desea, puede etiquetarlos: deportistas, populares, nerds y niños excluidos”. A medida que tu hijo te proporciona dicha explicación, podría llegar a expresar cuándo y por quién se siente abandonado. Hablar sobre esto puede ayudar a tu hijo a procesar sus sentimientos. Además, al realizar preguntas amables, como: “Escucho que nombras mucho a Richie. Cuéntame porqué te gusta estar con él”, serás capaz de proporcionar mejores sugerencias.
Fox indica que existen dos puntos clave que conviene recordar. En primer lugar, mantener la calma. “Es difícil ver a tu hijo triste”, dice Fox. Sin embargo, no serás de mucha ayuda para tu hijo si exageras, y correrás el riesgo de que tu hijo no quiera confiarte sus problemas en el futuro. Por lo tanto, respira profundo y mantén la calma. En segundo lugar, deja que tu hijo tome el control de la resolución del problema. Si lo resuelves por él, estarás expresándole que no es capaz de hacerlo por sí mismo. “Se produce un efecto más poderoso al escuchar y preguntar: ‘¿Qué podrías hacer de forma distinta mañana?’”, explica Fox. Al escuchar, actuar como consejero y proporcionar opiniones imparciales, le estarás demostrando a tu hijo que te importa y que consideras que él puede manejarlo por sí mismo.
El problema: Las calificaciones comienzan a caer en picada.
La solución: Encontrar la raíz del problema.
Un padre preocupado escribió a ӣƵ.org: “Mi hijo obtuvo buenas calificaciones durante toda la escuela primaria. Cuando llegó a la intermedia, sus calificaciones bajaron de forma dramática. Hablé con el director, los maestros y el orientador. Dicen haber observado a muchos niños sufriendo tropiezos académicos a esta edad. ¿Cómo puedo ayudarle?”.
En primer lugar, “si los niños no se sienten felices desde el punto de vista social, sus calificaciones sufrirán las consecuencias”, indica Fox. Pregúntale a tu hijo sobre los cambios que está experimentando en la escuela. (Lee la parte superior).
A continuación, ayuda a tu hijo a ser organizado. La escuela intermedia requiere que los estudiantes sean más independientes y organizados. “Los estudiantes van de un aula a otra en lugar de permanecer en una sola clase con un solo maestro. Puede que un estudiante no se sienta cómodo con la variedad de maestros y las diferentes expectativas de cada uno”, afirma Glass.
La ǰԾó es la clave para alcanzar el éxito en la escuela intermedia. Ayuda a tu hijo a desarrollar un sistema que le permita llevar un registro de trabajos importantes. Si suele olvidarse de entregar la tarea, podría resultar útil obsequiarle un archivador con una carpeta en la parte delantera destinada a guardar el trabajo listo para ser entregado, y otra carpeta en la parte trasera para los documentos que ya han sido devueltos por el maestro.
Asegúrate de que tu hijo posea (y use) una agenda para llevar el registro de sus asignaciones. Algunas escuelas les proporcionan dicha herramienta a los estudiantes, y de no ser así, podría resultar conveniente colaborar con la Asociación de Padres y Maestros u ǰԾó de padres para distribuir agendas en la escuela. Ayuda a tu hijo a desarrollar el hábito de anotar las tareas de cada asignatura y marcarlas como listas cuando lo estén.
El problema: La tarea resulta abrumadora.
La solución: Cumple con el papel (temporal) de supervisor de tareas.
Incluso el niño más centrado necesita apoyo de sus padres cuando la cantidad de tareas aumenta, se hace más difícil y demanda habilidades que quizá no haya desarrollado aún.
Sobre todo al principio, puede que necesites monitorear las tareas de tu hijo. Limítate a recordarle que es su tarea y que debe hacerla por sí mismo para aprender. Puedes ayudarle realizando preguntas que sirvan de guía para encontrar sus propias soluciones. Por ejemplo:
- ¿Qué información necesitas para realizar esta tarea?
- ¿Dónde la buscarás?
- ¿Por dónde crees que deberías comenzar?
- ¿Qué debes hacer después?
- ¿Puedes describir cómo resolverás este problema?
- ¿Qué has intentado que no te haya funcionado?
- ¿Qué has intentado que te haya funcionado?
El problema: Tu hijo no sabe cómo manejar los proyectos grandes.
La solución: Enséñale habilidades de administración de tiempo.
La administración del tiempo se vuelve fundamental en la escuela intermedia. Generalmente, los educadores comienzan a enseñar habilidades de administración del tiempo a los estudiantes en quinto grado, pero lo más probable es que tu hijo necesite un refuerzo para convertirlo en un hábito.
En primer lugar, asegúrate de que tu hijo revise su agenda diariamente. Enséñale a dividir su trabajo según el número de días asignados para la entrega del mismo. Dicha acción creará subtareas más pequeñas y manejables a partir de tareas más grandes e intimidantes. Los proyectos grandes pueden resultar complicados para estudiantes que no estén familiarizados con el proceso. Ayuda a tu hijo a organizar un horario de trabajo para sus primeros proyectos. Un proyecto grande de investigación resultará menos abrumador y se verá menos propenso a ser postergado hasta el último minuto si se realiza en partes pequeñas, cada una de ellas con un plazo para ser finalizadas.
Incentívalo a realizar estimaciones sobre cuánto tiempo tomará cada tarea. Luego, puede planear un horario realista, incluyendo descansos después de las asignaturas que resulten más desafiantes. Ayudar a tu hijo a llevar un registro del tiempo que dedica al estudio (en lugar de observar una página en blanco) le ayudará a reflexionar sobre cómo está empleando su tiempo. Si está empleando demasiado tiempo en una sola asignatura, podría ser una señal de que necesita ayuda extra o tutoría.
El problema: Las pruebas son más largas y abarcan más contenido.
La solución: Perfecciona las habilidades de estudio.
Estudiar para las pruebas es una habilidad. Para los estudiantes que presentan dificultades en ello, es un misterio. “Los estudiantes que fallan en las pruebas no saben de dónde provienen las preguntas”, afirma Burke. “Los niños que no tienen éxito suelen pensar que los otros tienen suerte”. Algunos consejos que vale la pena recordar al ayudar a tu hijo:
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- Tu niño puede poner en práctica el aprendizaje activo mientras estudia al resaltar sus apuntes, usar notas adhesivas para señalar fragmentos clave del libro, realizar fichas de estudio, detenerse al final de cada sección para repasar mentalmente lo aprendido, formularse preguntas a sí mismo al final de una sección y realizar mapas y diagramas conceptuales.
- Algunos estudiantes se concentran mejor durante las mañanas y otros durante la noche. Ayuda a tu hijo a encontrar el momento donde sus esfuerzos resulten más efectivos.
- En ocasiones, basta con memorizar. Puede que hayas empleado una nemotecnia. Por ejemplo, para recordar los planetas y su orden respecto del sol: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón, se puede usar esta frase que utiliza la primera letra de los planetas: Mi Vieja Tía María Jamás Supo Usar Número Primos. Inventar juntos una nemotecnia que resulte divertida funciona igual de bien y puede mejorar el ambiente de la sesión de estudio.
Estudiar para las pruebas resulta más sencillo cuando has tomado buenos apuntes.
El problema: Tu hijo considera difícil a un maestro.
La solución: Programen una reunión en persona.
¿Hay un maestro en particular que tu hijo considera difícil? De ser así, busca maneras de atenuar el problema. Quizá se necesite entender el método que sigue el maestro para asignar tareas o cuáles son sus expectativas. Generalmente, un intercambio de correos electrónicos, una llamada o una visita después de clases puede aclarar cualquier malentendido entre maestros, estudiantes y padres. Un maestro de escuela intermedia puede interactuar con un número de estudiantes que oscila entre 90 y 150 por día, y estos estudiantes necesitan padres proactivos que les ayuden a entender los métodos de cada maestro.
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