Cuando los adultos piensan sobre los factores que desarrollan la autoestima de los niños, suelen pensar en los logros más grandes en la vida de sus hijos, tales como ingresar al equipo de baloncesto, ganar un concurso de ciencias o actuar en una obra de la escuela.

Sin embargo, tras charlar con un grupo de estudiantes de quinto y sexto grado, cada uno con dificultades de aprendizaje diagnosticadas, aprendimos algunos datos interesantes. Les pedimos a los niños que nos hablaran sobre cosas que hacen, o han hecho, y que les llene de orgullo. Comenzaron a enumerar una lista típica de logros escolares, tales como obtener buenas calificaciones, ser bueno en matemáticas u obtener la calificación más alta en una prueba. No es de sorprenderse que estos logros aumenten su autoestima.

Los pequeños logros escolares

Sin embargo, los niños también nos contaron sobre logros más pequeños (y quizás menos perceptibles). Estos son logros que otros niños dan por sentado o que los adultos podrían no reconocer como tales:

  • “Terminar el año escolar para poder relajarme durante el verano”.
  • “Ser promovido a quinto grado, pues pensé que no lo lograría”.
  • “Terminar la tarea a tiempo”.
  • “Completar un proyecto de estudios sociales”.
  • “Hacer un nuevo amigo”.
  • “Saber que le agradarás a tus amigos, aunque asistas a la clase de educación especial”.

Descubrimos que los niños con dificultades de aprendizaje no dan por sentado los logros académicos o sociales. Este tipo de logros suelen resultarles más complejos que a los demás niños, y es por ello que les parece un mayor motivo de celebración. Después de todo, los logros más pequeños y “discretos” son los que tienen mayor valor, sobre todo en lo que respecta a la autoestima de los niños.

Consejo para los maestros

Los estudiantes de quinto y sexto grado también mencionaron actos sencillos de justicia y amabilidad por parte de sus maestros. Se trataba de acciones que contribuirían al desarrollo de la autoestima de cualquier niño, pero sobre todo de aquellos con dificultades de aprendizaje. La mayoría de nosotros podría dar por sentado este tipo de acciones. Sin embargo, vale la pena recordarlas de vez en cuando, pues en ocasiones pueden olvidarse o ignorarse en el día a día dentro del aula de clases:

  • “Tomarse el tiempo necesario para explicar las cosas”.
  • “No gritar”.
  • “Decir muchos elogios y cumplidos”.
  • “Reconocer las buenas ideas de los niños”.
  • “Enseñar que el cerebro de cada niño es distinto y todos aprendemos de formas distintas”.

Logros cotidianos

Por último, los niños hablaron sobre las cosas que hacen en casa, después de clases o durante los fines de semana y que los llenan de orgullo. Estos logros tan sencillos y cotidianos contribuyen al desarrollo de la autoestima al reforzar los talentos e intereses especiales de los niños y al conectarlos con su familia y amigos:

  • “Aprender trucos geniales en patineta”.
  • “Cenar en familia”.
  • “Cuidar a mi perro cuando está enfermo”.
  • “Alimentar a mi periquito”.
  • “Armar mi bicicleta”.
  • “Dibujar bien”.
  • “Cantar bien”.

Al final, los niños con los que hablamos no exigían premios y certificados que demostraran sus logros. En lugar de ello, solo querían recibir reconocimiento por todas las cosas cotidianas en las que tienen éxito y se destacan, logros que a otros niños podrían parecerles triviales, o acciones que los adultos podrían pasar por alto. Al reconocer y celebrar estos pequeños y cotidianos logros con los niños, tanto padres como maestros pueden reforzar la resiliencia y la autoestima de formas incalculables.

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