No pasa un solo día sin que una nueva historia desgarradora sobre acoso escolar ocupe los titulares. Los patios escolares estallan de violencia. Las redes sociales se convierten en turbas cibernéticas enardecidas. Los niños se suicidan tras soportar meses de abuso. A pesar de toda la atención por parte de los medios de comunicación, los padres, generalmente, no tienen idea acerca de qué acciones tomar cuando esto le ocurre a su hijo o cuando su hijo acosa a otros.

A ciencia cierta, ¿qué pueden hacer los padres?, ¿cuáles son las señales a las que deben estar atentos?, ¿cómo puedes diferenciar entre conflictos comunes de personalidad entre niños (los cuales pueden incluir cierta conducta agresiva) y el acoso real? Nos pusimos en contacto con el psicólogo clínico (enlace en inglés), autor del libro “Crear una escuela segura y acogedora” y de varios artículos acerca del acoso y la burla, con el objetivo de aclarar las confusiones comunes que existen con respecto al acoso y proporcionarles hechos verídicos a los padres.

  1. Mito #1: Sabrás cuando tu hijo esté siendo acosado

    El hecho de que tu hijo no te diga que está siendo acosado, no significa que no esté sucediendo. De acuerdo al School Crime Supplement to the National Crime Victimization Survey (Complemento de Crímenes Escolares de la Encuesta Nacional de Víctimas Delictivas), realizado en el año 2011, (enlace en inglés). De acuerdo a una encuesta a gran escala del año 2007, titulada “Bullying and peer victimization at school: Perceptual differences between students and school staff”, el . Además, en ambos informes, dicha cifra solo representa a los niños que se atrevieron a admitirlo. Muchos niños no se atreven a hablar porque creen que esto no hará más que exponerlos a más abuso, porque están avergonzados y porque no quieren romper el poderoso código tácito de no delatar a sus compañeros.

    Si tu hijo llega a casa con la ropa rasgada, comienza a quejarse acerca de ir a la escuela, tiene moretones, cortes y rasguños inexplicables o luce deprimido y socialmente aislado, todo ello es indicio de acoso escolar. Si tienes sospechas de acoso, sigue hablando con tu hijo y dirígete a la escuela para obtener ayuda e información. Habla con el maestro de tu hijo, un administrador de la escuela o un orientador escolar para informarles de cualquier problema, preguntarles si se han percatado de algún incidente y cooperar con ellos con el objetivo de abordar el problema lo más pronto posible.

  2. Mito #2: El acoso siempre es físico

    El acoso ocurre cuando un niño agrede a otro con regularidad. Podría tratarse de acoso verbal, como el uso de insultos, burlas y lenguaje amenazante. También puede consistir en abuso físico, como puñetazos, empujones, golpes y escupitajos. Además, puede ser electrónico, a través de mensajes de texto, redes sociales, apps e internet. Sin embargo, existe una zona gris que los padres necesitan entender. ¿Es acoso cuando un niño es excluido de un juego? No necesariamente, pero si tu hijo es excluido con regularidad, habla con el maestro cuanto antes.

    A continuación, te presentamos los tipos de agresiones que los estudiantes reportaron al CDC en 2017 y al NCES en 2019, de acuerdo a (enlace solo en inglés ahora, pero estaba disponible en español antes y esperamos que vuelva a estarlo):

    • 20,0 por ciento fue amenazado
    • 15,0 por ciento fue acosado de forma cibernética
    • 13,4 por ciento fue objeto de rumores o mentiras
    • 13,0 por ciento fue el blanco de burlas o recibió apodos ofensivos o insultos
    • 5,3 por ciento fue empujado, golpeado, abofeteado o pateado
    • 5,2 por ciento fue excluido
  3. Mito #3: El acosador siempre es más grande

    A pesar de las representaciones por parte de los medios de comunicación en las décadas de 1980 (Biff, de Volver al Futuro), 1990 (Nelson, de Los Simpson) y principios de los 2000 (Dave Karofsky de Glee), los acosadores no siempre son niños de mayor tamaño, capaces de propinar fuertes golpes. “El tamaño físico resulta irrelevante en lo relacionado con este tema”, explica Mayer. Generalmente, el acoso gira en torno al poder, y un niño con conducta abusiva suele intentar compensar algo que anda mal (real o percibido) en su propia vida. “De hecho, existen argumentos sólidos para probar que el acosador suele ser de menor tamaño”, afirma Mayer. La agresión podría estar inspirada por la falta de confianza que el acosador siente hacia su persona, además de albergar sentimientos de deficiencia física. Por otro lado, las chicas reportan ser más acosadas que los chicos y, generalmente, suelen ser víctimas de comportamiento pasivo-agresivo o agresión social.

  4. Mito #4: Defenderse funciona. Defenderse no funciona

    Debido a la gran variedad de escenarios en los que se presenta el acoso, no puede sugerirse una acción en particular. La complicada verdad es que las diferentes situaciones (y diferentes niños) requieren de distintas acciones. La clave es pensar en dichas acciones (y reacciones) y discutirlas con tu hijo.

    Los argumentos en contra de defenderse:

    “Sabemos que la acción correcta, en definitiva, es ignorar al acosador. Dale la espalda a las burlas y al acoso, y se esfumará”, afirma Mayer. “Son los principios básicos de la psicología”. El psicólogo insiste en que las acciones fundamentadas en la ley del Talión (ojo por ojo) producen resultados negativos y suelen empeorar la situación en lugar de contribuir a solucionarla. ¿Por qué? Aunque devolver el golpe podría brindar un momento de satisfacción, puede dirigir a la intensificación del conflicto, lo cual, ante reportes de niños que llevan armas a la escuela, podría exponer tanto al acosador como a la víctima a un peligro mortal. En lugar de esto, Mayer recomienda discutir con tu hijo las siguientes posibles estrategias:

    • Contarle a un adulto. Ya sea a uno de los padres, maestro o entrenador, tu hijo debe contárselo a una figura de autoridad que pueda asegurarse de que el acosador afronte las consecuencias. “Enséñale al niño a informar a un adulto, de manera que el acosador sea detenido y afronte las consecuencias”, expone. En el mejor de los casos, si las normas de la sociedad son aplicadas al acosador, esto debería poner fin a su conducta. “Es una forma más avanzada de defenderse”, afirma Mayer.
    • No reaccionar. Incentiva a tu hijo a no llorar, ni dejar de caminar, ni reconocer al acosador de forma alguna. “Puede resultar muy difícil de enseñarle a los niños, pero es lo que funciona”, asegura Mayer. Si tu hijo responde, el acosador se hará más fuerte. Al ignorar al acosador, este terminará luciendo como un tonto.
    • Considerar las consecuencias. ¿La escuela de tu hijo maneja una política de cero tolerancia? De ser así, tu hijo podría ser castigado (e incluso suspendido) al actuar en defensa propia. Puede que dicha consecuencia resulte injusta tanto para niños como para padres y de acuerdo a la manera en la que se implemente en la escuela de tu hijo, podría tratarse de un tema que debas considerar discutir con los administradores escolares.

    Los argumentos a favor de defenderse:

    En algunos casos, “defenderse” respondiendo verbalmente y, cuando esté justificado, mediante la fuerza física, podría poner fin al acoso. Sin embargo, resulta importante considerar al niño, la situación y las consecuencias (lee la parte superior). Limitarse a decirle a un niño asustado que se defienda, no es suficiente. A fin de cuentas, todo gira en torno a la seguridad. Las artes marciales y el boxeo son maneras grandiosas de ayudar al niño a prepararse para enfrentar (o incluso prevenir) ser víctima de un acosador.

  5. Mito #5: Los acosadores son los chicos más populares

    “Los beneficios sociales representan un factor principal en el 95 por ciento de los casos de acoso”, puntualiza Mayer. Por lo tanto, la idea de que el acosador se encuentra “en la cima” es “casi absurda”, afirma el psicólogo. ¿Por qué? “Si estuviese en la cima, no estaría tan inclinado hacia la conducta de acoso”.

    Sin embargo, esto podría tratarse de un asunto de percepción. El acosador es un arribista, quien busca aumentar su estatus. Sin embargo, dicho arribista podría parecer relativamente popular. Además, su estatus social relativo podría protegerlo de las consecuencias, tanto de otros niños como de los adultos.

  6. Mito #6: Los padres no tienen nada que ver con el acoso que causan sus hijos

    Generalmente, los padres sientan las bases de la conducta de acoso, al fallar en inculcar en sus hijos el respeto hacia las diferencias entre las personas. Es posible que algunos padres sugieran, mediante palabras vacías, la idea de que todas las personas son iguales, pero si sus acciones revelan una actitud distinta, sus hijos se percatan de ello. Si los padres hablan despectivamente acerca de otros grupos de personas o cuentan chistes racistas, sexistas u homofóbicos, el mensaje que están enviando es: “No todas las personas son iguales y algunas son mejores que otras”. Así que presta mucha atención a lo que dices en casa y cómo esto puede traducirse en agresión por parte de tu hijo en la escuela.

  7. Mito #7: Si tu hijo es una víctima, llama a los padres del acosador

    Los expertos afirman que los padres de los niños acosados no deberían contactar a los padres del acosador. La situación, que ya es delicada y complicada, suele empeorar cuando los padres intervienen directamente. En lugar de esto, da el primer paso contactando a la escuela. La mayoría de las escuelas poseen políticas contra el acoso que describen los pasos a seguir para lidiar con los acosadores. Primero, habla con el maestro y el director. Luego, definan juntos los siguientes pasos a seguir.

  8. Mito #8: Los chicos son más propensos a ser acosados

    En la encuesta a gran escala realizada en el año 2007, casi 34 por ciento de las chicas reportaron ser víctimas de acoso, en comparación al 31 por ciento de los chicos. Aunque los chicos suelen acosar de forma física, el estilo de acoso femenino tiende a ser más indirecto. Las chicas acosan mediante la creación de un entorno hostil para sus víctimas; es posible que divulguen rumores o excluyan (enlace en inglés) a sus víctimas de las actividades. El acoso ejercido por chicas crueles puede hacer mucho daño pues los padres no tienen pistas físicas que sirvan de indicio. Si tu hija está triste, deprimida, malhumorada o renuente a asistir a la escuela, habla con ella acerca del acoso.

  9. Mito #9: El acoso cibernético lleva a otros tipos de acoso

    De hecho, la mayoría de los casos de acoso comienzan con encuentros personales y luego trascienden a mensajes de texto, redes sociales, aplicaciones y YouTube (lo que aumenta el hostigamiento y humillación, conduciendo a resultados incluso más nocivos y posiblemente fatales). En un (enlace en inglés), el 56 por ciento de los adolescentes y adultos jóvenes de edades comprendidas entre los 14 y 24 años, reportaron ser acosados a través de medios sociales y digitales, un resultado que aumentó en comparación al 50 por ciento registrado en el 2009. Sin embargo, si los adultos se mantienen alerta y detienen el acoso en la escuela, es posible que nunca llegue a la etapa cibernética.

    ¿Está tu hijo siendo acosado a través de internet? No le restes importancia. Repórtalo a la escuela, y si se han realizado amenazas físicas, toma capturas de pantalla de los mensajes o de cualquier amenaza y repórtalos a la policía. Además, anima a tu hijo a recurrir a ti en caso de que descubra que otro niño está siendo víctima de acoso cibernético.

  10. Mito #10: Los padres siempre son los mejores defensores de sus hijos

    Deberían serlo, sin embargo, con frecuencia, no lo son. Es posible que los padres hagan caso omiso de la información que su hijo les ha brindado acerca de estar siendo molestado y provocado. Los maestros y otros líderes escolares también han hecho caso omiso del problema. Mayer explica que la única manera de detener el acoso es logrando que los adultos cumplan un rol activo y tomen con seriedad las quejas relacionadas con el acoso. Los padres necesitan definir las consecuencias cuando presencien o escuchen actos de agresión por parte de su hijo, incluyendo el acoso entre hermanos. “Los padres tienen que detener la conducta desde el principio”, afirma. “No deben tolerarla en casa ni con alguien de la familia”.

    Los padres de la víctima deben explicarle a su hijo que “ocurre algo malo” con el niño acosador. La víctima sufre de abuso constante y su autoestima se ha deteriorado, mientras su sentimiento de impotencia se ha disparado por los cielos. Necesita ser reconfortada tanto como sea posible y hacerle saber que lo que ocurre no es culpa suya; él no causó el problema. “Asegúrate de que tu hijo sepa que él no es el problema”, expone Mayer. “No hay nada malo en él. El otro niño es el que tiene problemas”.

  11. Mito #11: Las burlas homofóbicas hacen referencia a la orientación sexual de la víctima

    En ocasiones, los acosadores se burlan de otros niños al llamarlos “gay” (homosexual), a pesar de que ninguna de las partes conoce, a ciencia cierta, el significado de dicha palabra, sobre todo en los grados más bajos. “Es aquí donde los modelos sociales y de crianza entran en acción”, indica Mayer. Los niños escuchan que la palabra es usada como término despectivo y la repiten. “Copian el lenguaje”, afirma. “No lo usan con connotación sexual”.

    Un niño sexualmente confundido (de cualquier edad) se encuentra más propenso a ser víctima de hostigamiento y acoso. Además, a pesar de que podría ser una conversación difícil, los expertos instan a los padres (con la ayuda y posible presencia de un profesional en la salud mental) a hablar acerca de la sexualidad y el género con sus hijos. Investigaciones realizadas por el Proyecto de Aceptación Familiar de la Universidad Estatal de San Francisco, demuestran que jóvenes lesbianas, gay, bisexuales y transgénero con familias que aceptan su orientación sexual, son menos propensos a sufrir de depresión, consumir drogas o intentar suicidarse, en comparación a otros jóvenes que son rechazados por su familia.

  12. Mito #12: Las escuelas no son responsables del acoso

    El acoso es un problema nacional, a tal punto que cada estado posee (enlace en inglés) que definen el acoso y exigen que las escuelas actúen cuando sea reportado. A pesar de ello, algunas escuelas aún no lo toman en serio, afirma Mayer. Además, no se trata de un simple problema, sino de una crisis, pues la mayoría de los casos de acoso ocurren en la escuela. “Los maestros necesitan tomarse este tipo de cosas con seriedad”, afirma. “Tienen que identificar a los acosadores y decirles: ‘Los estamos observando’”.

    Los padres deberían asegurarse de que la escuela de su hijo cuente con un sistema y políticas contra los acosadores. Si no estás seguro acerca de las políticas de la escuela, habla con la administración o revisa la página web de la escuela. Hazle saber a la escuela que la seguridad de tu hijo (enlace en inglés) es importante para ti.

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