¿Qué es lo primero que te viene a la mente cuando piensas en alfabetismo temprano? Para la mayoría de las personas, son libros. Pero leer historias no es la única forma de ayudar a tu hijo a adquirir destrezas para la lectura.
Quizás te sorprenda que una de las mejores formas de enseñar el alfabetismo sea una de las más simples: ¡hablar! Los niños necesitan escuchar y decir aproximadamente 21,000 palabras cada día para agrandar su vocabulario y un buen vocabulario aumenta sus probabilidades de completar tanto la escuela secundaria como la universidad.
7 formas de estimular el alfabetismo temprano de tu hijo
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Juegua con las palabras hola y chao.
Enséñale a tu hijo diferentes formas de decir hola y chao en español y en otros idiomas. (Estos son algunos ejemplos: buenos días, good morning, allo, konnichiwa, zao, aloha; hasta luego, chao, nos vemos, adiós, good-bye, bai bai la). Practiquen diferentes formas de saludarse todos los días. Incluso el acto físico de saludar con la mano ayuda a los niños a aprender estas declaraciones expresivas a una edad temprana. ¿No te sientes cómodo hablando otros idiomas? Juegua con agregar palabras para formar oraciones más y más largas: Buenos días, Mónica. Buenos días, Mónica con los ojos grandes y hermosos. Buenos días, Mónica sentada en la manta azul.
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Hagan de narrador y de audiencia.
Usa los cuentos para presentarle a tu hijo palabras nuevas que quizás no escuche en las conversaciones de todos los días, como los nombres de los planetas, flores o animales. Si tu hijo es un poco más grande, pueden alternar quién narra el cuento. No te olvide de hacer preguntas mientras cuenta la historia (por ejemplo, ¿qué crees que debe hacer el niño?). Esto le brinda la oportunidad a tu pequeño de ser creativo y de practicar sus destrezas de tanto lenguaje verbal como de comprensión. Además, esta vinculación afectiva ayuda al cerebro de los niños a hacer conexiones importantes entre las emociones y las palabras.
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Presiona el botón de pausa regularmente.
Probablemente ya estén mirando televisión y películas (¿Coco, otra vez?). Si es así, haz que poner en pausa para compartir tus reacciones sea un hábito. ¿Te sorprendió? ¿Te pareció gracioso? Cuando termine el programa o la película, hablen sobre lo que sucedió en la historia y sobre cómo terminó. Por ejemplo, ¿de qué otra manera pudo haber terminado la película? Sprout o PBS Kids son buenos canales para los niños de kínder.
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Hagan los mandados o tareas del hogar juntos.
Vayan al supermercado o laven la ropa juntos. Cuando estés haciendo la lista de las compras, pregúntale a tu hijo qué más agregar. Cuando estén en la tienda haz preguntas como, ¿dónde crees que encontraremos la leche? En la sección de frutas y verduras, permítele tocar la cáscara áspera de una piña y que la compare con la cáscara suave de una manzana. Házle preguntas que lo hagan usar palabras descriptivas como, ¿qué diferencia hay en cómo se sienten? Cuando estén lavando la ropa, nombre las prendas de vestir (como pantalones cortos, falda, medias) y habla sobre cómo separarlas por grupos, como por colores. A medida que vaya separando la ropa, hazle preguntas como, “¿a qué pila pertenece esta camiseta?, ¿por qué?”.
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¡䲹Գٱ!
Escuchen música y canten las canciones. No importa si es la canción del abecedario, canciones de cuna o de T-Swift, escuchar música — y cantar las canciones — ayuda a que tu hijo desarrolle el oído y distinga las diferentes palabras y los sonidos. Las canciones, los coros y las rimas ayudan a los niños a aprender palabras nuevas, practicar distinguir los sonidos e incluso impulsar sus destrezas de pensamiento. Cuando llegue el momento de aprender a leer, todas estas destrezas servirán. Haz juegos y canta canciones con rimas para la edad de tu hijo que quizás tú recuerdas de tu propia niñez, como “Un elefante se balanceaba”, “Los maderos de San Juan”, “Arroz con leche”, “Juguemos en el bosque”, “Que llueva, que llueva”.
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Juegos de fantasía
Mientras tu hijo más use la imaginación, mejor. Los juegos como, seguir al líder, disfrazarse y los juegos de fantasía (con muñecas o artículos del hogar) lo ayudan a fijarse metas, mantenerse concentrado y a no distraerse. Modela juegos de fantasía diciendo, “Juguemos a que estamos en un barco pirata” o “Ahora haz tu de mamá”. A medida que tu hijo vaya creciendo, siga agregando giros más complejos y divertidos.
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Hazle a tu hijo preguntas abiertas.
Las preguntas que se responden con un sí o un no, no promueven el desarrollo del lenguaje. No le preguntes, “¿quieres jugar con los bloques?”. Pregúntale, “¿con qué quieres jugar?”. En lugar de decirle qué hay para la cena, pregunta, “¿qué te parece el brócoli?, ¿qué sería rico comer con brócoli?, ¿por qué?”. Esto también ayuda a los niños a aprender a participar en conversaciones.