“¡Ese es mi tren rojo!” le gritó Emma a su hermana gemela.
“¡No, no lo es! ¡Es mío!”, gritó Olivia.
Las pequeñas gemelas explotan en ira — mordiendo, aruñando y gritando mientras luchan por la posesión exclusiva de la locomotora carmesí.
“Paren, por favor”, suplicas, preguntándote, ¿cómo compartieron mi vientre durante nueve meses?
Mientras que ver a los niños pequeños pelearse por un juguete puede hacer que parezca que es el estado natural en todos los niños, los antropólogos dicen que la generosidad es un comportamiento humano profundamente arraigado. Ayudar a los demás promueve la supervivencia de nuestra especie. Puedes fomentar un comportamiento generoso en el hogar al incorporar estos simples consejos en tu rutina diaria.
-
Comportamiento generoso
Incluso los niños muy pequeños perciben el comportamiento generoso de quienes los rodean. La investigación muestra que los actos generosos de un padre de familia influyen en que el niño sea igualmente generoso. Cuando hagas algo para ayudar a alguien más, habla sobre ello con tu hijo. Muéstrale que es parte de lo que haces cada día.
-
Tomando turnos
Estudios recientes encontraron que las actividades simples de dar y recibir desencadenaban comportamientos generosos en niños de 1 y 2 años. En otras palabras, puedes plantar la semilla de la generosidad en tu hijo tomando turnos para hacer rodar una bola, apretar los botones en un pequeño juguete musical, o darse y recibir objetos entre sí. Los resultados sugieren que socialmente se espera que los niños se comporten de una forma generosa, y que tomar turnos les enseña el acto de dar y esperar recibir de los demás.
-
Sirve la comida al estilo familiar
En la cena, en lugar de dividir los alimentos de manera uniforme, intenta guiar a tu hijo para que se sirva a sí mismo. Un estudio del 2015 descubrió que los adultos jóvenes que habían experimentado más comidas al estilo familiar (donde los comensales se sirven porciones de un plato comunitario teniendo en cuenta lo que les queda a las demás personas en la mesa) en la infancia obtuvieron mejores calificaciones en las pruebas de generosidad. Compartir alimentos les da a los niños la oportunidad de practicar ser generosos y justos.
-
Ten cuidado con las comparaciones
Los humanos se sienten atraídos por la gente amable. Pero si un niño generoso se presenta como un ejemplo a otros niños cuyo comportamiento es menos generoso, el niño generoso puede no caerle bien a sus compañeros. Para evitar que la generosidad sea rechazada y evitar que un niño altruista sea visto negativamente, no elogies a un niño de una manera que menosprecia a otro. Un ejemplo es: “¿Por qué no puedes ser tan amable como tu hermana?”.
-
Deja que tu hijo decida si comparte o no
Puede parecer sorprendente, pero dar a los niños en edad preescolar una opción sobre compartir o no, los alienta a compartir. En un estudio del 2013, se pidió a los niños de 3 y 4 años que compartieran una calcomanía en tres condiciones distintas. Un grupo pudo optar por quedarse con la calcomanía o entregarla a alguien. El segundo grupo podría elegir entre regalar la calcomanía o hacer que el investigador la guardase. Al tercer grupo simplemente se le dijo que regalara la calcomanía. Luego, todos los niños participaron en un experimento de seguimiento en el que se les permitió elegir si compartir o no pegatinas. Casi todos los niños compartieron, pero los niños que tuvieron que elegir entre regalar la calcomanía o guardarla para sí mismos en el primer experimento fueron más generosos en el segundo experimento. Esto sugiere que compartir engendra el compartir más cuando los niños tienen la opción de compartir algo a sus expensas.
-
Muéstrale a tu hijo que compartir se siente bien
Las investigaciones muestran que los niños pequeños pueden entender la relación entre generosidad y felicidad, y son más generosos cuando lo hacen. Los padres pueden enseñar esta conciencia de múltiples maneras. Nota cuando tu hijo es espontáneamente generoso. Luego, hazle preguntas que lo alienten a reflexionar sobre cómo se sintió. ¿Cómo se sintió dejar a tu primo jugar con tu juguete favorito? ¿Fue fácil o difícil para ti? ¿Te dieron ganas de volver a hacerlo? Lo más probable es que la respuesta sea sí.
Traducido por: SpanishWithStyle.com