A medida que los niños crecen la presión social puede interferir en su rendimiento escolar. ¿Por qué? A partir de los 7 años, los niños empiezan a preocuparse más por lo que piensan otros niños que por lo que piensan sus padres y el resto de adultos. Los niños que quieren hacerse más populares a menudo toman parte en conductas de riesgo como las drogas, el alcohol o el sexo — actividades que les impiden concentrarse en su educación.
Una forma de ayudar es explicarle a tu hijo que tú comprendes lo difícil que puede ser a su edad tomar decisiones que van “contra lo que hace todo el mundo” y le hacen parecer distinto. (Puedes hacerlo contándole una historia de tu propia infancia en la que te sintió presionado a hacer alfo contra tu voluntad.) Aquí hay otras seis maneras de ayudar a tu hijo a resistir la presión social y mantenerse en el buen camino.
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No reacciones de forma exagerada.
Si tu hijo te cuenta las cosas malas que hacen sus compañeros, es probable que escuches cosas que te sorprendan o te asusten. Intentes no reaccionar de forma exagerada. De otro modo, tu hijo no volverá a hablar del asunto. Manténgate tan tranquilo como puedas y evites los gritos, los sermones y las acusaciones. Al mismo tiempo, uses estas ocasiones para hacer pensar a tu hijo sobre lo que puede ocurrir cuando los niños adoptan conductas de riesgo: “Oye, no sé si tu amigo se da cuenta de que podrían arrestarlo por robar en las tiendas”.
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Hables de cómo es un amigo verdadero.
Ayude a tu hijo a entender que un amigo que le presiona para hacer algo malo no se está comportando como un amigo de verdad.
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Conozcas a los amigos de tu hijo.
Animes a tu hijo a que invite a sus amigos a casa. Conocerlos es la mejor forma de saber si son una buena o una mala influencia.
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Hables del significado real de la independencia.
A esta edad tu hijo quiere más independencia. Le recuerdes que si esta es una de sus metas, no debería dejar que otros niños decidan lo que debe hacer. ¡Eso no es independencia!
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Representes escenas de presión social.
Representar papeles y escenas puede ayudar a tu hijo a decir que no a las conductas de riesgo. Por supuesto, a tu hijo puede parecerle una tontería. Si es así, ¡conviértalo en una tontería! Le preguntes qué le gustaría decir a sus amigos si no tuviera que preocuparse por lo que van a pensar si dice que no — y sugieras distintas formas de decirlo. Intentes que sea corto y sencillo. Le recuerdes que es más fácil limitarse a cosas breves que pueda decir cómodamente.
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Enseñes a decir “no” con el ejemplo.
Si tu hijo te escucha establecer límites claramente, con firmeza y sin demasiadas explicaciones, será más fácil que se de cuenta de que él puede hacer lo mismo. Cuando tú digas “No, no me parece bien,” te estás expresando con el mismo lenguaje que tu hijo puede usar cuando alguien le intenta convencer de que haga algo que no quiere.